El Gobierno italiano decretó el estado de emergencia en la zona del derrumbe de un puente en Génova y anunció que destinará cinco millones de euros para las primeras acciones urgentes de un siniestro que ha causado al menos 39 muertos y 16 heridos. El balance provisional del suceso ocurrido el martes es de 39 muertos, entre ellos tres menores de ocho, doce y trece años, y cuatro ciudadanos franceses, según cifras de la Delegación del Gobierno en Génova. Hay además dieciséis heridos, doce de ellos graves, aunque se prevé que tres salgan del estado de gravedad en las últimas horas.
El suceso tuvo lugar cuando un tramo de unos cien metros del puente Morandi, construido en la década de 1960, se vino abajo y sepultó a los coches que circulaban por él en ese momento. El viaducto transcurre sobre una zona urbana en la que hay centros comerciales, edificios residenciales y áreas industriales, y los equipos de emergencia temen que puedan producirse ulteriores desplomes, por lo que han sido desalojadas 634 personas de edificios adyacentes.
La mayoría pasaron la primera noche en casas de familiares, informó el primer ministro italiano, Giuseppe Conte en rueda de prensa, aunque también ha habido otros que se encuentran en campamentos improvisados en centros que han facilitado las autoridades locales.
El Gobierno de coalición italiano entre los antisistema del Movimiento 5 Estrellas (M5S) y la ultraderechista Liga celebró una reunión extraordinaria en esta ciudad italiana. A ella asistieron Conte, los vicepresidentes, Luigi Di Maio (M5S) y Matteo Salvini (Liga), y el ministro de Infraestructuras, Danilo Toninelli, mientras que el resto de ministros, excepto dos, siguieron la reunión a través de dispositivos audiovisuales, aseguraron fuentes oficiales.
En la reunión, se decretó el estado de emergencia por doce meses en la zona siniestrada y se decidió movilizar un paquete de "cinco millones de euros para cubrir las primeras intervenciones urgentes", dijo Conte.