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CASO MARTA DEL CASTILLO

Las últimas horas de Marta del Castillo

¿Qué hizo Marta antes de ir a casa de Miguel Carcaño ese fatídico 24 de enero? Sus abuelos y Cristian, uno de los mejores amigos explican detalles inéditos.

Aquél 24 de enero era sábado. Un sábado frío. Marta, aquella mañana,  fue a ver a su abuelo para pedirle dinero. "El último recuerdo que tengo de ella, es ese fatídico sábado que ella me pidió dinero para comprar un incensario porqué ella era muy devota de la semana santa, vino a devolverme la vuelta y le dije que se la quedara" cuenta con semblante triste el abuelo de Marta.

Durante la tarde la joven chatea un poco por Internet. Sobre las cinco Marta le cuenta a su madre que va a salir, que ha quedado con un amigo para aclarar unas cosas con él. Porque Marta siempre le contaba a su madre lo que iba a hacer. "Ella era una niña que constantemente me estaba diciendo si llegaba tarde, si la dejaba un ratito más en la calle" cuenta su madre, "sino era yo la que la llamaba, ¿Marta donde estás? Mamá estoy aquí en el barrio, no te preocupes que llego en media hora"

Ese amigo con el que había quedado era Miguel Carcaño. Marta se puso un pantalón vaquero, un jersey blanco con mangas rosas, y una cazadora de pana color negra. Cogió el móvil y las llaves y bajó a la calle. En el portal, Miguel la esperaba en su moto.

Antes de marchar se encuentra a su padre, Antonio, que le dice "Vuelve pronto. No me gusta que vayas por ahí en moto. Ten cuidado" . Marta se monta en la moto de Miguel y se marchan juntos.

Es en este parque donde un grupo de amigos charlan con ellos durante un rato. Entre ellos, Cristian que cuenta como vio a Marta, "Le di dos besos, ¿Cómo te va la vida que hace mucho tiempo que no te veo? totalmente corriente, incluso le llegue a decir a Marta te vas a venir con nosotros o te vas a ir con Miguel". Pero Marta se fue con Miguel, había quedado con otro amigo en Triana sobre las 8 de la tarde, sólo hablaron unos minutos.

La joven aún tenía que aclarar ese asunto que ya le había mencionado a su madre. En algún momento Miguel la convenció para que lo discutieran en su casa . Alreredor de las ocho y media una amiga llamó al teléfono de Marta, pero ya nadie contestó. Como nadie contestó tampoco a las siguientes llamadas, "Desde el momento que yo la llame al móvil y ese móvil no me lo cogió, yo ya sabia que había pasado algo" cuenta con ojos llorosos la madre de Marta.

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