La ciudad china de Wuhan fue el epicentro de la pandemia de coronavirus. La ciudad se cerró el 23 de enero de 2020, dejando a más de once millones de personas sin poder salir de la ciudad salvo circunstancias especiales. El objetivo de esta medida adoptada por el gobierno chino fue aislar la zona del primer brote de coronavirus, que ahora está recuperando la normalidad poco a poco.
Los habitantes de Wuhan estuvieron un total de 76 días aislados, sufrieron uno de los confinamientos más duros, pero han ido recuperando la normalidad y se pueden ver por las calles aglomeraciones de personas, pero con mascarilla.
Cuando salieron del confinamiento domiciliario les hacía falta un "código de salud", que se mostraba a través de un código QR en el móvil. Ese código garantizaba que la persona no presentaba síntomas. Además, en las calles, los controles de temperatura y de salud eran habituales y se han seguido haciendo de forma continuada para evitar rebrotes. El uso de la mascarilla también fue obligatorio.
Es España está el hospital Zendal, que atiende a personas con coronavirus y se construyó en tiempo récord. Aunque Wuhan consiguieron hacer un nuevo hospital en el tiempo récord de diez días y tiene una capacidad para acoger a 1.000 pacientes.
En el mes de mayo de 2020 anunciaron que en los hospitales de Wuhan ya no había ningún paciente con coronavirus y se comenzaron a reabrir las escuelas, eso sí, con distancia social y control de seguridad.
El confinamiento, la desinfección de las calles, los exhaustivos controles de seguridad y sanitarios hicieron posible que Wuhan, que fue epicentro de la pandemia de coronavirus que sigue afectando a muchos países del mundo, haya vuelto a la normalidad, aunque sigan quedado algunas secuelas difíciles de olvidar.