Una treintena de estrechos colaboradores de Donald Trump en la Casa Blanca han dado positivo por coronavirus, entre ellos, su principal asesor en materia de inmigración, el portavoz o su jefa de prensa, además de varios militares.
El último en anunciar que ha sido golpeado por el coronavirus es Stephen Miller, el principal asesor en inmigración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump: "Durante los últimos cinco días he estado trabajando en remoto y aislado, dando negativo todos los días hasta ayer. Hoy, di positivo por COVID-19 y estoy en cuarentena", dijo Miller en un comunicado.
El de Miller es el positivo número 23 vinculado con el foco de la Casa Blanca, que obligó al presidente a estar hospitalizado durante el fin de semana.
La primera en anunciar su positivo fue Hope Hicks, una de las asesoras más próximas a Trump el pasado jueves.
El viernes fue el turno del propio Trump y de la primera dama, Melania Trump.
Desde entonces ha habido un goteo de casos que han incluido al también asesor Nicholas Luna, a la portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, y a otros cuatro miembros de su equipo.
También han resultado infectados los senadores Mike Lee y Thom Tillis, la exasesora Kellyanne Conway, el vicecomandante de la Guardia Costera, Charles W. Ray, o el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie.
Aunque es complicado determinar el origen del brote, la mayoría de los contagiados asistieron el sábado 26 de septiembre a la ceremonia de nominación de la jueza Amy Coney Barrett para el Tribunal Supremo, casi todos sin mascarillas.
Los otros positivos son la presidenta del Partido Republicano, Ronna McDaniel, el jefe de la campaña electoral de Trump, Bill Stepien, el presidente de la Universidad de Notre Dame, John Jenkins, el pastor Greg Laurie, tres periodistas y un militar.
El presidente, Donald Trump, ha vuelto a su tradicional frenética actividad en las redes. Facebook le ha retirado un mensaje, por engañoso, en el que volvía a minimizar el daño que provoca el coronavirus.
Se dispara el voto por correo
Cierto temor al voto presencial por el virus y la creciente polarización están llevando a niveles récord en Estados Unidos el voto anticipado y por correo a cuatro semanas de las elecciones. Ya han votado cuatro millones y se estima que hasta 150 millones de electores utilizarán esas fórmulas.
Ante la avalancha de petición de papeletas en estados tradicionalmente demócratas, Trump ya lleva tiempo hablando de fraude en el voto por correo.