Noche del sábado 16 de agosto, una pequeña embarcación de madera recorría el tramo de la isla Lombok y Komodo, en Indonesia con 25 personas abordo, cuatro turistas españoles junto a otros procedentes de Alemania, Francia, Holanda, Nueva Zelanda y Reino Unido.
En plena noche, el fuerte oleaje hizo que la embarcación encallara en un arrecife y comenzara a hundirse. Los pasajeros entraron en pánico al ver que el precario barco de madera no disponía de ningún sistema de comunicación y únicamente de un bote salvavidas con capacidad para 4 personas.
Rafael, uno de los españoles supervivientes junto a María, su pareja, ha relatado en primera persona a Espejo Público las 22 angustiosas horas que recogen el trágico naufragio.
"El barco se movía mucho, las olas eran de dos, tres y hasta cuatro metros. Y hasta en tres ocasiones baje a hablar con el capitán y parte de la tripulación, ellos simplemente te hacían gestos de que todo iba bien y que no había ningún problema", ha comenzado a contar el superviviente español.
El español superviviente ha contado que hasta era difícil conseguir chalecos salvavidas ya que la tripulación no los daba.
Según ha narrado, a las dos en punto el guía les dijo que paraban los motores ya que estaba entrando mucha agua en el barco y había que evacuar lo antes posible.
Finalmente el barco se hundió a las 10 de la mañana del día siguiente. Aquí comienzan 7 largas horas a nado en busca de tierra firme.
"Empezamos a nadar en torno a las dos de la tarde, sobre las 9 y media ya era de noche, fue el momento más problemático porque empezamos a sentir calambres, había muchas medusas y hacía mucho frío", ha relatado Rafael.
Según ha dicho, el peor momento fue cuando veían anochecer y todavía divisaban la isla bastante lejos. "En ese momento a la derecha, vimos un par de luces: una que parpadeaba y una segunda que se movía. Entonces intuimos que la segunda tenía que ser un barco y empezamos a gritar".
Fue esa embarcación la que les salvó la vida ya que rescató a 23 de las 25 personas que iban en el barco, las dos únicas personas que siguen desaparecidas son dos españoles, que hasta el momento no hay ni rastro de ellos pero las labores de búsqueda continúan.