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TRUMP AMENAZA CON CERRAR LA FRONTERA

Unos 3.000 hondureños se abren camino en Guatemala con la intención de llegar a Estados Unidos

Su travesía comenzó hace dos semanas, cuando sólo eran un grupo de quinientas personas. Escapan de la pobreza y de la violencia que hay en su país mientras las fuerzas de seguridad han incrementado el número de militares en distintos puestos fronterizos.

Centenares de migrantes hondureños han seguido saliendo de su país con la intención de llegar a Estados Unidos pese a las advertencias de Washington de que su viaje está "destinado a fracasar". Los migrantes llegan en grupos familiares o de amigos procedentes de varias regiones del país, como Ariel Contreras, de una aldea con el nombre opuesto al de Agua Caliente (occidente): Agua Fría, en el sureño departamento de Valle.

Muchos afirman que su primer objetivo es "pasar legalmente a Guatemala porque no somos delincuentes", mientras que otros, por la falta de documentos, prefieren las veredas y pasar al vecino país por "puntos ciegos", arriesgándose a dar frente a un retén policial y militar de la vecina nación, que los retorna a Honduras en autobús. Cada migrante es una historia triste que resumen en que se van del país por la falta de empleo, la inseguridad o bajos salarios, sin que, según ellos, asome la esperanza del bienestar que anhelan. "Salimos de Santa Rosa de Copán (occidente).

Ya no aguantamos, la situación es cara, por eso decidimos irnos para el norte", indicó Antonio Alvarado, de 48 años, quien está resuelto a llegar hasta Estados Unidos, acompañado de Nelson (22), uno de sus seis hijos, y dos amigos, todos portando su carné de identidad. Antonio dijo que en su comunidad se ha dedicado a sembrar una pequeña parcela de maíz y fríjoles para subsistencia, pero que este año perdió los cultivos en una reciente sequía. Además, según su relato, se ha dedicado a la venta de verduras, lo que también hace su mujer "con un canasto en la cabeza en las aldeas vecinas" a su comunidad.

Mostrando su documento de identificación personal y el de un carné como chófer de autobuses en Tegucigalpa, Mario Alexander Castro (39) dijo a Efe frente al retén policial de Agua Caliente que se sentía mal porque no le dejaban pasar a Guatemala. Mario confesó que ha sido deportado cinco veces de EEUU, pero ahora quiere llegar hasta Monterrey, México, donde tendría trabajo.

En el retén de Honduras, los migrantes logran pasar después de un lento proceso, siempre y cuando presenten su documento personal y digan que van a Guatemala, país que hoy reabrió su punto de registro migratorio que había cerrado el martes por la masiva cantidad de hondureños, indicó una fuente oficial de ese país.

"Si los hondureños traen su documento de identificación no tienen problema, pero debemos registrar a dónde van, qué van a hacer (a Guatemala), por cuánto tiempo y otra información. Si quieren ir a México o Estados Unidos, deben mostrar su pasaporte con visa obligatoria", añadió la misma fuente que pidió no ser identificada. Vilma Yosselyn Martel esperaba hoy frente al retén policial de Agua Caliente que le permitieran pasar con su hijo de tres años, dos hermanos mayores y una cuñada, todos procedentes del sector de Amarateca, unos 20 kilómetros al norte de Tegucigalpa.

El mayor problema que tuvo Vilma, quien pretende llegar a México y trabajar unos días en ese país, al parecer por mientras llega a EE.UU., es que las autoridades hondureñas le pidieron el pasaporte de su hijo y una carta poder de su padre para poder salir del país. El niño, además de no tener pasaporte, tampoco tiene padre, se lo mataron el 18 de mayo de 2015 supuestos pandilleros, que además le quemaron su casa.

Los migrantes que prefieren pasar a Guatemala por puntos ciegos se arriesgan a ir a dar a un retén de seguridad que los detiene y después los reenvía en autobuses a Honduras, hasta Agua Caliente. De regreso a su país, como ocurrió con 55 que llegaron el miércoles por la noche a Agua Caliente, un autobús fletado por la estatal Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) les espera para llevarles a San Pedro Sula, norte, la segunda ciudad más importante de Honduras.

De San Pedro Sula salió el sábado la caravana con más de un millar de personas en ruta a EEUU, de las que algunas ya han podido llegar a México, donde las autoridades también están ejerciendo rigurosos controles de ingreso, evitando que sigan hacia territorio estadounidense. Un oficial de la Copeco que entre el miércoles y hasta las 11.00 horas locales de hoy (17.00 GMT) habían despachado cuatro autobuses con 55 personas cada uno, que fueron enviadas a San Pedro Sula, de donde se les "facilita transporte para que se dirijan a su lugar de origen".

Autoridades hondureñas de migración y Derechos Humanos afirman que los retornados vuelven por "su propia voluntad", pero varios de los que iban en el autobús que salió hoy hacia San Pedro Sula afirmaron que fueron "detenidos" por policías y militares en Guatemala y traídos de regreso contra su voluntad. Hasta ahora no se sabe oficialmente cuántos migrantes han pasado legalmente desde el sábado por los registros migratorios, ni los que han preferido los puntos ciegos para cruzar a Guatemala. Lo único cierto es que son miles.

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