El Vaticano abrirá este jueves, 11 de julio, dos tumbas del cementerio teutónico en el marco de la investigación para esclarecer la desaparición de la joven Emanuela Orlandi, la hija de un funcionario vaticano cuyo rastro se perdió en junio de 1983.
Las operaciones de peritaje, que tendrán lugar en presencia de los abogados de las partes, así como parte de la familia de Orlandi, son solo la primera fase de una serie de resoluciones ya programadas que, tras la apertura de las tumbas y la clasificación y catalogación de los restos, llevarán a las pericias para establecer la datación de los restos y el análisis del ADN.
El Vaticano ha dejado claro que por razones jurídicas, la autoridad judicial de la Santa Sede no tiene competencia para llevar a cabo las investigaciones propias de la desaparición de la joven que ocurrió en territorio italiano.
Sin embargo, han hecho saber que está colaborando en la verificación de la eventual sepultura del cuerpo de Enanuela Orlandi en el territorio del Estado del Vaticano.
La Secretaría de Estado de la Santa Sede autorizó en abril de 2018 la apertura de la investigación. En ese contexto, la familia pidió al Vaticano que investigase una de las tumbas del cementerio teutónico, alrededor de la cual circulan rumores en el Vaticano desde hace años. De hecho, la familia había recibido una carta anónima con una foto de una sepultura y una frase escrita: "Busque donde indica el ángel".
En el cementerio teutónico próximo a la Plaza de San Pedro, se encuentra una estatua de un ángel que sostiene una sábana con el texto en latín 'Requiescat in pace' (Descanse en paz), mientras que en la lápida hay una inscripción dedicada a la princesa Sofía y al príncipe Gustavo von Hohenlohe, que en 1857 fue nombrado arzobispo por el papa Pío IX.
El hermano de la joven explicó entonces que, además de pedir la apertura de la sepultura, la familia solicitó a la Santa Sede documentos relativos al caso y la posibilidad de escuchar a algunos cardenales.
Emanuela Orlandi tenía 15 años cuando el 22 de junio de 1983 desapareció sin dejar rastro a la salida de una clase de música en la Plaza de San Apolinar, en el centro de Roma. Algunas hipótesis que no llegaron a ser confirmadas por la Justicia italiana apuntaban a que la joven podía haber sido secuestrada por un grupo extremista turco para pedir la liberación de Ali Agca, el terrorista encarcelado entonces por haber atentado contra el papa Juan Pablo II en 1981.
Otras teorías sugerían que Orlandi fue víctima de una red pedófila detrás de la cual se encontrarían altos jerarcas de la Iglesia. La Fiscalía de Roma investigó también la presunta relación del caso con la Banda de la Magliana, la organización criminal que sembró el terror en la capital italiana durante los años del plomo.