Juicio Donald Trump
Las vueltas que da la vida: David Pecker, amigo de Donald Trump, declara en el juicio contra el expresidente
Comienza el desfile de testigos en el juicio penal a Trump, uno de ellos es David Pecker, amigo del expresidente y muy cercano a la familia Trump.
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Todos sabemos que la vida tiene mil vueltas. Otra cosa es darse cuenta de ello delante del juez enfrentándose a 34 cargos criminales. O teniendo que declarar delante del jurado que puede condenar a un amigo por esos 34 cargos criminales.
Es lo que les acaba de pasar a Donald Trump y a David Pecker.
Pecker nació y creció en el Bronx. Aún tiene el acento y siempre ha conservado el carácter. Trump nació y creció en Queens, donde la vida es menos azarosa que en Bronx, pero aún así mucho menos rutilante que en Manhattan, el corazón de Nueva York, donde los dos harían carrera con el paso del tiempo. Pero conviene no olvidar también que Pecker es hijo de un albañil y Trump de constructor que levantó un imperio inmobiliario.
Los dos han sido amigos la mayor parte de su vida adulta, aunque Pecker siempre ha estado en el lado más agasajante de la ecuación y Trump en el agasajado.
Pecker volaba con frecuencia en el avión privado de Trump. Estuvo en su boda con Melania. Trump le ha agasajado en público en numerosas ocasiones. Incluso ha tuiteado que sería extraordinario que Pecker fuera el editor de 'Time Magazine'.
A finales de los 90 Pecker consiguió hacerse editor de un imperio de revistas sensacionalistas bajo el paraguas de su empresa American Media Inc. Revistas como 'The Star', 'The Globe', 'The Examine', 'OK' y, la más importante, 'The Enquirer'. Siempre han sido revistas sin suscriptores ni apenas publicidad. Su reclamo principal son la portada. Los famosos las persiguen y, con más frecuencia, las temen.
Pueden hacer daño. A Hillary Clinton, Pecker le dedicó portadas que decían: "Revelados los archivos secretos psiquiátricos de la sociópata Hillary Clinton". La semana antes de las elecciones de 2016 Pecker tituló: "Hillary: corrupta, racista, criminal".
Sin embargo, cuando Trump viajó al extranjero por vez primera como presidente, aterrizó en Israel y Melania muy visible y nada simpáticamente rechazó la mano de su marido, Pecker rechazó informar sobre ello alegando en la reunión semanal de cada miércoles con su equipo que no podía informar de algo que no había visto.
En realidad, el deseo de Pecker de ensalzar a Trump y enterrar historias negativas sobre él viene de muy atrás. En 1997 incluso creó una revista solo para promocionar a Trump: 'Trump Style'.
Y él mismo ha confesado que ha pagado por exclusivas negativas sobre Trump para que luego no se publicaran. Pero ahora que a Trump se le acusa de haber pagado en campaña electoral sin declararlo, precisamente, para ocultar trapos sucios que pudieran tener consecuencias electorales, lo último que Pecker hubiera querido es tener que declarar. Y, sin embargo, la fiscalía le ha forzado a ello.
No está claro con qué argumentos la fiscalía le ha convencido, aunque la lógica es evidente. O respondes bajo juramento a nuestras preguntas en el juicio de Trump o vamos a por ti.
Lo que la fiscalía le ha forzado a Pecker a contar es que en 2015 participó en una reunión con Trump y su abogado Michael Cohen para que no se revelara la supuesta relación sexual del ex presidente con Stormy Daniels. Y que luego Michael Cohen se encargó de los pagos, disfrazados costes legales sin más. El problema es que eso en campaña electoral, si no se declara, puede ser un delito. En realidad, 34 delitos.
Pecker llegó al juzgado vistiendo una de sus camisas de Brioni a 350 dólares cada una y acompañado de su guardaespaldas. Luego, mientras declaraba ni él ni Trump se cruzaron la mirada.
Muy profesionalmente ambos entendieron que no había nada personal. Cada uno tiene que salvar su cuello. Ambos se dieron cuenta de las vueltas que da la vida, en el peor momento y, desde luego, en el peor lugar.
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