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ENTREVISTA EN EL INFORMATIVO DE LA MAÑANA

Bartolomé Beltrán, sobre la artritis

Existen más de cien tipos diferentes de enfermedades reumáticas. Éstas son la segunda causa más común de consulta a un médico y en la mayoría de los países constituye entre un 10% y un 20% de la práctica de la atención primaria. Uno de cada cinco europeos se encuentra bajo tratamiento de larga duración por reumatismo o artritis. En el trabajo, un 60% de las personas que se retiran prematuramente de su actividad, lo hacen por este tipo de dolencias.

El doctor Bartolomé Beltrán ha asistido al informativo de la mañana en el que ha hecho una clasificación de las enfermedades reumáticas más frecuentes. Entre ellas, ha destacado las autoinmunes, como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico, el síndrome de Sjögren, el escleroderma, el síndrome antifosfolípido o la vasculitis necrotizante.

Por otro lado, están las degenerativas, como la osteoartrosis (artrosis), que es la más frecuente de todas.

También están las metabólicas, como la gota y las espondiloartritis.

Son frecuentes además las infecciosas, tanto sética (bacterias u hongos) y reactivas (hepatitis), las miopatías inflamatorias idiopáticas, los síndromes reumáticos regionaledolorosos, los trastornos psiconeurofisiológicos, las alteraciones del hueso y los trastornos misceláneos.

El doctor Beltrán señala que el diagnóstico de las enfermedades reumáticas puede ser difícil porque algunos síntomas son comunes con otras enfermedades diferentes.

Mientras que algunas enfermedades reumáticas pueden ser diagnosticadas por un médico únicamente basándose en los síntomas y la historia del paciente, frecuentemente el diagnóstico puede necesitar ser confirmada en ámbito hospitalario mediante el uso de sofisticados análisis bioquímicos y técnicas de imagen médica. 
Asimismo, el tratamiento precoz de las enfermedades reumáticas ayuda a prevenir o retrasar la progresión de la enfermedad.

La diagnosis precoz y el rápido acceso a la asistencia y a las terapias de modificación de la enfermedad es parte clave de la estrategia global de tratamiento. 

A la hora de tratar la enfermedad, el tratamiento farmacológico incluye:

Tratamientos con impacto en la progresión de la enfermedad
DMARDS: Medicamentos tradicionales antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARDs) combaten los signos y los síntomas de la artritis reumatoide, y frenan el avance en la destrucción de las articulaciones. Estos tratamientos son usados con frecuencia en combinación con otros fármacos o con tratamientos biológicos para mejorar la respuesta del paciente.

Biológicos: Fármacos fabricados mediante ingeniería genética, originados a partir de un organismo vivo, que tiene objetivos específicos en el sistema inmunológico. Se piensa que los objetivos pueden ser mensajeros químicos presentes en el cuerpo humano, conocidos como citoquinas.

Las citoquinas forman parte de la respuesta inmunológica que causa el dolor y el daño persistente en las articulaciones e inflamación crónica asociada a la artritis reumatoide. Los medicamentos biológicos combaten los signos y síntomas de la artritis reumatoide y podrían frenar la degeneración articular, a veces incluso paralizar la progresión de la enfermedad.

Tratamientos para control los síntomas de la enfermedad
Glucocorticoides: hormonas anti-inflamatorias relacionadas con el cortisol – un esteroide producido de manera natural por el cuerpo– que trabajan para contrarrestar la inflamación.

Los efectos secundarios de los glucocorticoides (incluyendo diabetes, osteoporosis, hipertensión, cataratas y susceptibilidad a las infecciones), limitan su uso en dosis altas. Sin embargo el uso de una terapia a largo plazo de dosis bajas es efectivo y seguro de acuerdo con las directrices desarrolladas por EULAR22

NSAIDS: Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (NSAIDs) que reducen el dolor, la hinchazón y la inflamación de las articulaciones, pero no frenan la progresión de la enfermedad ni reducen los síntomas en otras partes del cuerpo.

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