Obesidad

Una comisión de científicos propone replantear el diagnóstico y tratamiento de la obesidad: hay preobesos y obesos clínicos

Una nutrida comisión de especialistas en obesidad, formada por 75 organizaciones médicas, han pedido una revisión del diagnóstico de la obesidad. Advierten de la dependencia del Índice de Masa Corporal (IMC) como herramienta sanitaria para establecer el estado general de salud. Piden incluir otros baremos como exceso de la grasa corporal o la inflamación crónica.

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La obesidad es una enfermedad que afecta cada vez a más personas en el mundo. Según Naciones Unidas, en 2030 habrá más de 1.200 millones de adultos obesos en el mundo, 200 millones más que en la actualidad. En España el número de obesas alcanzan actualmente al 15 por ciento de la población. Hasta ahora ser obeso se diagnosticaba con el índice de masa corporal (IMC), una fórmula matemática creada en el siglo XIX que ha quedado desfasada.

Una comisión global, respaldada por más de 75 organizaciones médicas de todo el mundo ha publicado en la revista científica The Lancet Diabetes & Endocrinology un nuevo enfoque. Proponen crear dos nuevas subcategorías, diferenciando entre obesos clínicos, aquellos cuya obesidad está impactando en su salud y que deberían ser catalogados como enfermos; y obesos preclínicos o en situación de preobesidad, personas cuya obesidad no está impactando en su salud. En este caso, explican, no debería entenderse como una enfermedad, sino como un factor de riesgo.

Más allá del IMC

Para los individuos de ascendencia europea, un IMC superior a 30 kilos por metro cuadrado se considera un indicador de obesidad, pero la comisión de estos especialistas destaca que no refleja su distribución en el cuerpo ni proporciona información sobre salud.

Algunas personas tienden a almacenar el exceso de grasa en la cintura y órganos a su alrededor, con el consiguiente mayor riesgo que cuando sucede bajo la piel de los brazos o piernas. Otras, sin embargo, presentan a veces un IMC que no alcanza el grado de obesidad, con lo que sus problemas de salud pasarían desapercibidos y las hay que, pese a constatar niveles altos, mantienen funciones orgánicas y corporales normales sin síntomas de enfermedad.

El nuevo informe propone confirmar el exceso de grasa del que alerta el IMC con medidas de partes del cuerpo como la circunferencia de la cintura o su relación con la estatura.

También considera la posibilidad de contrastar con otras pruebas como un escaneo de densitometría ósea y puntualiza que el IMC sería suficiente como único valor si supera los 40 kilos por metro cuadrado.

Nuevos baremos como la circunferencia de la cintura

Una clave de la redefinición de obesidad que se plantea es que se divide el concepto en clínico y preclínico y, para el primer caso, establece dieciocho criterios diagnósticos que van desde la dificultad para respirar al fallo cardíaco, dolor en rodillas o alteraciones en huesos. También se incluye en la relación una capacidad significativamente reducida para actividades cotidianas como bañarse, vestirse, comer o mantener la continencia.

La obesidad clínica se refiere a pacientes con una enfermedad crónica activa que requieren de tratamientos adecuados, mientras que la preclínica conlleva que la función orgánica sea normal pero si tienen un riesgo generalmente elevado de desarrollar obesidad clínica.

La obesidad es el quinto factor de riesgo de muerte en el mundo. Cada año fallecen 2,8 millones de personas adultas. Mata y limita como una enfermedad, pero su origen es multifactorial. Y una advertencia cada vez más aumenta la obesidad infantil.

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