Publicidad
\\ Anastasio Pablo González Báez
"COVID-19, nueva normalidad o la percepción del riesgo"
Desde la psicología, se está estudiando los efectos en la mente de los individuos que la pandemia de la COVID-19 está generando en la población mundial.
Para paliar los efectos de la pandemia de coronavirus en la mente de los individuos, se han dado numerosos consejos y predicciones orientados a medir las consecuencias y a lograr una adaptación adecuada a eso que llaman la nueva normalidad. Pero esa oportunidad que nos mostraría un cambio social o la posibilidad de crecimiento personal, no se ha producido.
Las normas planteadas requieren de un esfuerzo individual que supondrá un beneficio social. Dicho esfuerzo solo requiere el despliegue de tres conductas: uso de mascarilla, distancia física y limpieza de manos. Son normas sencillas de llevar a cabo. Sin embargo, según los datos, los nuevos contagios no han disminuido, de lo que se infiere su incumplimiento. De esta manera, queda claro que la percepción real del riesgo para la salud es mínima.
Las predicciones han fallado. Se han obviado los conocimientos que la Psicología, como disciplina científica, ofrece para la promoción y mantenimiento de la salud, la prevención y el tratamiento de la enfermedad. Algo que Matarazzo definía en 1980 como Psicología de la Salud.
"Las normas planteadas requieren de un esfuerzo individual que supondrá un beneficio social"
Muchas acciones llevadas a cabo en la nueva normalidad han olvidado el conocimiento acumulado en la Psicología. Se ha intentado innovar obviando que sobre la conducta humana hay mucha investigación previa. Nos hemos perdido en palabras nuevas para conceptos viejos.
La clave está en la Psicología de la Salud y en sus estudios de percepción del riesgo. En función de esta percepción, actuaremos de una forma u otra; ayudando a superar esta crisis sanitaria por el bien común o poniendo en peligro el bien individual y, en consecuencia, ese bien común.
Habrá que tener en cuenta la evaluación individual del riesgo real, las sensaciones que genera la incertidumbre y el desconocimiento de la enfermedad y sus consecuencias, las estrategias personales de afrontamiento y la capacidad adecuada para comunicar y gestionar el riesgo por parte de la sociedad. El objetivo final es asumir que esta nueva normalidad viene asociada a las antiguas conductas de riesgo para la salud.
"El objetivo final es asumir que esta nueva normalidad viene asociada a las antiguas conductas de riesgo para la salud"
Esta nueva normalidad deberá abordar cómo enfrentamos los factores de riesgo con los factores de protección. Es en ese campo donde el conocimiento de nuestra ciencia debe incidir en el cambio conductual de los individuos que componen nuestra sociedad. La antigua promoción de la salud como nueva normalidad.
Anastasio Pablo González Báez. Psicólogo y Profesor de Psicología de la Salud de la Universidad Europea de Canarias.
Publicidad