Cáncer

La dieta rica en grasas que podría mejorar la respuesta a una terapia contra el cáncer de páncreas

Se trata de una investigación de científicos de la Universidad de California en San Francisco (Estados Unidos).

Inmunofluorescencia de un tumor de páncreas

Inmunofluorescencia de un tumor de páncreasEuropa Press

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Esperanza para la eliminación del cáncer de páncreas. Científicos de la Universidad de California en San Francisco (Estados Unidos) han descubierto una forma de acabar con él en ratones sometiéndolos a una dieta rica en grasas, o cetogénica, y administrándoles una terapia contra el cáncer. Lo que hace dicha terapia es bloquear el metabolismo de las grasas, que es la única fuente de alimento del cáncer mientras los ratones sigan la dieta cetogénica y los tumores dejen de crecer.

El equipo hizo el descubrimiento, que aparece en 'Nature', cuando trataba de averiguar cómo se las ingenia el cuerpo para subsistir con grasa en ayunas. "Nuestros hallazgos nos condujeron directamente a la biología de uno de los cánceres más mortíferos, el de páncreas", afirma el autor principal del artículo, Davide Ruggero, catedrático de investigación de la Sociedad Americana del Cáncer en los departamentos de Urología y Farmacología Molecular Celular de la UCSF.

La proteína clave

El equipo de Ruggero descubrió cómo una proteína conocida como factor de iniciación de la traducción eucariota (eIF4E) cambia el metabolismo del organismo para pasar al consumo de grasas durante el ayuno. El mismo cambio también se da, gracias a eIF4E,

cuando un animal lleva una dieta cetogénica.

El nuevo fármaco

Tal y como han desvelado, un nuevo fármaco contra el cáncer llamado eFT508, que en la actualidad se encuentra en fase de ensayos clínicos, bloquea la eIF4E y la vía cetogénica, lo que impide que el organismo metabolice las grasas. Cuando los científicos combinaron el fármaco con una dieta cetogénica en un modelo animal de cáncer de páncreas, lo que ocurrió es que las células cancerosas murieron de hambre. "Nuestros hallazgos abren un punto de vulnerabilidad que podemos tratar con un inhibidor clínico

que ya sabemos que es seguro en humanos", ha afirmado Ruggero. "Ahora tenemos pruebas firmes de una forma en que la dieta podría utilizarse junto a terapias oncológicas preexistentes para eliminar con precisión un cáncer".

Los seres humanos pueden llegar a sobrevivir hasta semanas sin comer, en parte porque el organismo quema la grasa almacenada. En el proceso de ayuno, el hígado convierte las grasas en cuerpos cetónicos que utiliza en lugar de la glucosa, que es la fuente normal de energía del organismo.

"A menudo se cree que el ayuno favorece la salud"

Haojun Yang

Lo que descubrió el equipo de Ruggero es que eIF4E en el hígado se volvía más activo, incluso cuando el hígado pausaba su otra actividad metabólica, lo que sugiere que este factor estaba implicado en la fabricación de cuerpos cetónicos, un proceso llamado cetogénesis. "El ayuno forma parte de diversas prácticas culturales y religiosas desde hace siglos, y a menudo se cree que favorece la salud", afirma la primera autora del estudio, Haojun Yang. "Nuestro hallazgo de que el ayuno remodela la expresión génica proporciona una explicación biológica potencial para estos beneficios", remarcaba.

Cuando se analizó la forma en la que cambiaban las diferentes vías metabólicas durante el ayuno, los científicos descubrieron que eIF4E se activaba por la presencia de ácidos grasos libres, que las células grasas los liberan al principio del ayuno, para que el cuerpo tenga algo que consumir. "El metabolito que el cuerpo utiliza para producir energía también se emplea como molécula señal durante el ayuno", explica Ruggero. "Para un bioquímico, ver a un metabolito actuar como una señal fue lo más genial", añadía.

Los mismos cambios en el hígado también se produjeron cuando se administró a animales de laboratorio una dieta cetogénica compuesta sobre todo de grasas. En ese momento se encendió la bombilla. "Una vez que pudimos ver cómo funcionaba la vía, vimos la oportunidad de intervenir", cuenta Ruggero.

En un primer lugar, los científicos trataron el cáncer de páncreas con un fármaco llamado eFT508 que desactiva eIF4E, para tratar de bloquear el crecimiento tumoral. A pesar de ello, los tumores pancreáticos continuaron creciendo, sostenidos por otras fuentes de combustible como la glucosa y los hidratos de carbono.

Con el conocimiento de que el cáncer de páncreas se alimenta de grasas y que eIF4E es más activo durante la quema de grasas, los científicos sometieron en un primer momento a los animales a una dieta cetogénica, con lo que obligaban a los tumores a consumir solo grasas, y luego les administraron el fármaco contra el cáncer. Aquí, el fármaco cortó el único sustento de las células cancerosas y los tumores se redujeron.

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