Investigación
Un estudio revela que encender incienso puede ser perjudicial para la salud
Una academia estadounidense advierte que el nivel de contaminantes liberados por la quema de esta resina puede ser comparable al del humo del tabaco.
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Un reciente estudio publicado en la revista Journal of Inflammation Research advierte de que el humo derivado de la quema de incienso contiene una mezcla de compuestos químicos que, si se inhalan de constantemente, pueden tener consecuencias negativas para la salud. En esta investigación, los científicos analizaron los compuestos presentes en el humo del incienso y descubrieron que contiene una mezcla de sustancias potencialmente peligrosas, como los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), el formaldehído y partículas ultrafinas.
Según esta investigación, estos hidrocarburos son compuestos cancerígenos que también están presentes en el humo del tabaco y revela que estas partículas ultrafinas pueden penetrar profundamente en los pulmones, desencadenando inflamaciones que, a largo plazo, podrían dar lugar a enfermedades respiratorias crónicas. Además, el humo del incienso puede acumularse en espacios cerrados, aumentando así la exposición a estas sustancias nocivas.
Cáncer pulmón
Advierte también este estudio de que el uso frecuente de incienso podría estar relacionado con un mayor riesgo de cáncer de pulmón y otras afecciones graves, aunque los investigadores subrayan que se necesitan más estudios para confirmar estas relaciones puesto que sus hallazgos son una llamada de atención para quienes usan incienso regularmente en espacios cerrados.
Otra fuente clave proviene de la Academia Estadounidense de Alergia, Asma e Inmunología que se ha enfocado en los efectos del humo del incienso sobre personas con asma y alergias. Según su informe, el humo puede irritar las vías respiratorias, desencadenar ataques de asma y empeorar los síntomas alérgicos.
Lugares cerrados
Estas consecuencias están relacionadas con el uso periódico de incienso en lugares cerrados. Y es que según el estudio, cuando el incienso se quema de manera ocasional y en espacios bien ventilados, los riesgos disminuyen considerablemente. Sin embargo, el uso habitual y en entornos poco ventilados puede hacer que las partículas nocivas del humo permanezcan en el aire durante horas, dañando no solo a quien lo enciende, sino a todos los habitantes de la vivienda. Este riesgo resulta aún más preocupante en familias con niños pequeños, mayores o personas con problemas respiratorios, puesto que son especialmente sensibles a los posibles efectos negativos del humo.
Estas conclusiones siguen en proceso de estudio, los indicios conocidos son suficientes para que empecemos a ser más respetuosos sobre el uso que hacemos del incienso. Incorporar medidas sencillas, como ventilar adecuadamente los espacios después de usarlo, optar por alternativas menos contaminantes o reducir la frecuencia de uso, puede marcar una gran diferencia. Así, pequeños cambios en nuestros hábitos pueden generar un impacto positivo significativo a largo plazo, garantizando un entorno más seguro para todos.
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