Las olas de calor poseen un gran impacto en nuestra salud física y mental. En los hospitales lo más normal en estos días de verano es presenciar delirios, desmayos y deshidratación entre los pacientes. Estudios recientes muestran que se ha producido un aumento del 10 % en las visitas a los hospitales debido a la alta subida de las temperaturas en la Península.

El aumento de las temperaturas también puede agravar la salud mental de las personas. Al igual que la devastación que ocasiona un incendio o la lluvia torrencial pueden llevar a muchas personas a tener una fuerte depresión, las altas temperaturas, a su vez, pueden generar incrementos de ansiedad en muchas personas que padecen dichos trastornos o conductas depresivas.

Además, existe una estrecha relación entre los intentos de suicidio y las altas temperaturas diarias. Por cada grado en el que la temperatura media mensual aumenta, las muertes relacionadas con la depresión o con la salud mental aumentan en un 2,2% por mes. Además, la humedad también se ha vinculado últimamente con el aumento de episodios maníacos en personas que sufren de trastorno bipolar.

Las altas temperaturas incrementan los niveles de agresividad

El calor también puede afectar a la salud mental de las personas que no padecen ningún tipo de trastorno bipolar o semejante.

Un estudio realizado a estudiantes de Boston postuló que las personas que no disponían de aire acondicionado en su habitación rendían un 13 % peor que los que sí disponían de él. Esto es porque las altas temperaturas provocan estrés en las áreas del cerebro responsables de resolver tareas complejas.

A su vez, en el momento en el que las personas se sienten desorientadas y ofuscadas por el calor, este puede conducir a la agresividad ya que la persona que no puede pensar con claridad se siente frustrada y esto conduce posteriormente a la agresividad. Esto es así ya que, la serotonina, una sustancia del cerebro que se encargar de regular los niveles de agresividad, se ve afectada por las altas temperaturas.

Un aumento de dos grados en la temperatura puede incrementar hasta un 5% la conducta agresiva de una persona.