Terapias CAR-T
¡Eureka! Las terapias CAR-T, ¿el futuro contra el cáncer pese al riesgo de graves efectos secundarios?
Se cumplen 5 años de las terapias CAR-T en España, una técnica novedosa y que vislumbra grandes avances en los cánceres de sangre.
Publicidad
La investigación científica es la piedra angular a la que como sociedad debemos agarrarnos para seguir alcanzando objetivos. En la semana en la que se celebra el Día Mundial del Linfoma, en el mes que se dedica a la Concienciación de los Cánceres de la Sangre y en el año que se cumple el quinto aniversarios de las terapias con células CAR-T en nuestro país queremos acercar a todos los lectores un procedimiento gracias al cual se puede prolongar la supervivencia, o incluso mantener a raya la enfermedad, de muchos pacientes para los que hace años no había ninguna opción terapéutica.
El cáncer no es una guerra que se gane o se pierda y los enfermos de cáncer no son guerreros; su único objetivo ha de ser sobrevivir y para ello sí pondrán a su organismo a batallar.
Desde la Newsletter de Antena 3 Noticias hemos hablado con la doctora Ana Alarcón, hematóloga del Hospital Puerta del Hierro en Madrid, para tratar de explicar en un lenguaje sencillo en qué consisten las terapias con células CAR-T.
"Esta terapia, que es novedosa, ha supuesto un cambio de paradigma de muchas enfermedades hematológicas, de muchos tumores hematológicos. Y, sobre todo, ha supuesto un cambio en el futuro de muchos de sus pacientes. Es una terapia que está englobada dentro de lo que llamamos las terapias celulares porque al final, lo que utilizamos son las propias células del paciente, en el caso del CAR-T los linfocitos T, que los modificamos genéticamente en el laboratorio para que luego sean capaces de reconocer y atacar a la célula tumoral".
Los pasos de la terapia CAR-T
Con esta terapia se abre la puerta a encontrar el remedio para nuestro mal en nuestra propia enfermedad. Intentando no caer en el tópico de interpretar el cáncer como una lucha, sí vamos a tratar de explicar las terapias CAR-T como una estrategia para combatir al enemigo en la que los soldados serán los linfocitos T del paciente, su sangre será el campo de batalla y las células tumorales los rivales.
Se trata de un plan complejo, no solo en lo que es la obtención del producto celular, sino también en la logística asociada al tratamiento. Se necesita de una perfecta coordinación entre varias especialidades. "No solo los hematólogos vamos a estar vinculados a este tratamiento, sino que hay muchísimos profesionales sanitarios que formarán parte de él, desde una enfermería especializada en el tratamiento con terapia CAR, como compañeros de la intensiva, farmacia, neurología, etc. Por eso es un procedimiento que es muy complejo y siempre tenemos que explicar al paciente los pasos a seguir y los tiempos que hay entre ellos".
El primero de esos pasos es conseguir los linfocitos T, nuestros soldados, y ¿cómo los conseguimos? A través de una aférisis.
"Esta aferisis es un procedimiento por el cual el paciente va a estar conectado a la máquina de aferisis. La máquina de aférisis se va a conectar o bien por dos venas de vía periférica, es decir, por ejemplo, una vena en cada uno de los brazos, o bien, si el paciente no tiene lo que llamamos 'buenas venas' tendremos que colocarle previamente un catéter venoso central. Este catéter es una vía que se pone en un procedimiento diferente, una vía con un calibre más grueso que se coloca en una vena más grande y que desde ahí se pueden sacar analíticas o conectar al paciente a esa máquina de aférisis", explica la doctora Alarcón.
Si nos estamos preguntando cuánto tiempo se tarda en hacer este primer paso, ahora lo explicamos. "Ese procedimiento, depende del paciente y de la situación. Aproximadamente una mañana, unas 3 ó 4 horas en el hospital" concreta la especialista para seguir explicando que, "por uno de los accesos sale la sangre, llega a la máquina, la máquina selecciona qué tipo celular quiere y luego lo recoge en una bolsita. El resto de células y el resto de componentes de la sangre que no se necesitan se le devuelven al paciente por el otro acceso venoso", porque subraya: "Solo cogemos aquello que necesitamos, no sacamos al paciente las células que no vamos a utilizar".
La sangre se modifica genéticamente
El siguiente paso es enviar la "bolsita" con los linfocitos al laboratorio para hacer una modificación genética. Se complica ahora la estrategia, ya que en el laboratorio han de conseguir "que el linfocito en su superficie muestre una proteína. Esa proteína es fundamental porque es la que va a conocer a la célula tumoral y, por lo tanto, cuando nosotros devolvamos las células al paciente, sean capaces de reconocer al tumor y destruir esas células que es lo que estamos buscando" dice la doctora. Aquí los tiempos ya no son tan concretos y en el laboratorio pueden tardar entre 2 y 6 semanas. "Durante ese período de tiempo el paciente puede recibir algún tratamiento adicional, ese tratamiento es lo que llamamos terapia puente. Esa ventana de tiempo nos permite a los médicos poner algún tratamiento adicional porque a veces se necesita que el paciente llegue con menos enfermedad de la que tiene en ese momento o controlemos de alguna forma esa enfermedad".
Una vez que el laboratorio informa de que ya tiene disponible las células CAR-T, los médicos organizan la administración del tratamiento, "lo que llamamos la infusión de las células CAR-T. Esta infusión se realiza hospitalizado", un ingreso que puede variar entre 2 ó 4 semanas, según los diferentes casos.
Graves efectos secundarios
Esta hospitalización es fundamental, ya que el tratamiento puede derivar en una serie de graves efectos secundarios, por lo que hay que hacerle un seguimiento muy estrecho.
Precisamente esos efectos secundarios, y en especial su gravedad, son los que pueden llegar a "asustar" un poco, pero será esa monitorización y seguimiento estrecho lo que permita "tratarlos lo antes posible y resolverlos". Además, la doctora subraya, "son efectos secundarios reversibles".
"En el caso de las células CAR-T existen dos complicaciones que son bastante específicas y que no vemos en otros tratamientos como la quimioterapia. Una es el Síndrome de Liberación de Citoquinas que ocurre cuando la célula T modificada reconoce a la célula tumoral y se libera una serie de sustancias en nuestro cuerpo que puede hacer que tengamos fiebre o bien que nos baje la tensión o que necesitemos oxígeno. Por supuesto, hay grados de severidad en cuanto a esta complicación" aclara la doctora.
Puede haber pacientes que tengan simplemente fiebre y puede darse el caso de otros que acaben en una UCI con un soporte respiratorio, intubado, etc. Ana Alarcón deja claro que "esos efectos secundarios graves son muy infrecuentes, son lo que menos vemos en nuestros pacientes, pero pueden ocurrir y, por lo tanto, siempre que ponemos una terapia de estas características necesitamos que haya un seguimiento de la Unidad de Cuidados Intensivos y la disponibilidad de que el paciente si lo necesita pueda ingresar".
El segundo de los efectos secundarios específicos de estas terapias es la neurotoxicidad. "Es bastante peculiar, asusta tanto al paciente como a los familiares porque puede ser muy repentina, puede ocurrir en cuestión de horas. Puede ocurrir que el paciente sea incapaz de pronunciar ciertas palabras, o que no escriba correctamente, que vaya pensando o que hable lento... y, por lo tanto, nosotros durante todo el tiempo que el paciente está en el hospital vamos a hacer un seguimiento de toda esa situación neurológica de forma muy estrecha. Le hacemos una serie de preguntas que repetimos y con esas preguntas somos capaces de detectar si existe algún fallo, nos alerta de que esa neurotoxicidad puede estar viniendo".
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y no te pierdas la última hora y toda la actualidad de antena3noticias.com
Publicidad