Salud ocular

¿Leer con poca luz daña nuestros ojos? La bióloga Paula Rivas de CINBIO aclara las dudas

“Enciende la luz, que te vas a dañar los ojos”. ¿Quién no ha escuchado esta frase alguna vez? Este consejo, repetido generación tras generación, ha moldeado los hábitos de lectura de muchas personas. Pero ¿realmente leer con poca luz perjudica la salud ocular?

Un niño leyendo a oscuras con un flexo

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La creencia de que leer con poca luz daña los ojos tiene una base intuitiva: el esfuerzo visual. Sin embargo, Paula Rivas, bióloga del Centro de Investigaciones Biomédicas, CINBIO, desmiente que esto suponga un problema permanente: “Leer con poca luz no daña la vista, pero puede provocar fatiga visual, enrojecimiento ocular y dolores de cabeza por el sobresfuerzo”.

Esto ocurre porque, al reducirse la luz ambiental, las pupilas se dilatan para captar más luz y compensar la falta de iluminación. Aunque este proceso natural permite que podamos leer en condiciones de poca luz, prolongar la actividad sin descanso puede generar incomodidades.

Los músculos del ojo: claves en la fatiga visual

Para entender mejor qué sucede cuando forzamos la vista, es importante conocer el funcionamiento del cristalino, una estructura transparente que se encuentra debajo de la pupila. Paula Rivas lo explica de forma sencilla: “El cristalino está rodeado de músculos que se contraen o relajan según la distancia a la que miramos. Si leemos o miramos una pantalla durante mucho tiempo, estos músculos permanecen tensos, lo que puede provocar fatiga visual”.

David Ballesteros, divulgador científico, añade: “Es como sostener un peso con el brazo extendido durante horas; no causará un daño permanente, pero sí una molestia notable”. Este fenómeno, conocido como astenopía, incluye síntomas como visión borrosa, sequedad ocular y cefaleas, pero es reversible con descanso y buenos hábitos visuales.

¿Cómo prevenir la fatiga visual?

Si bien leer con poca luz no daña la vista, es fundamental adoptar medidas para minimizar las molestias. Los expertos coinciden en que los descansos son esenciales. “Una regla sencilla es el método 20-20-20: cada 20 minutos, mirar algo que esté a 20 pies (unos 6 metros) de distancia durante 20 segundos”, recomienda Ballesteros. Este hábito relaja los músculos oculares y reduce el riesgo de fatiga visual.

Además, es aconsejable parpadear con frecuencia para mantener los ojos lubricados y ajustar la iluminación según las necesidades. Aunque no sea imprescindible una luz intensa, una iluminación moderada y uniforme facilita la lectura y disminuye el esfuerzo visual.

¡Ojo! a la fatiga visual

El mito de que leer con poca luz daña la vista ha quedado desacreditado, pero eso no significa que podamos ignorar los efectos de la fatiga visual. “Es importante escuchar a nuestro cuerpo. Si notamos molestias, debemos tomar un descanso. Los ojos, como cualquier músculo, necesitan tiempo para recuperarse” nos recuerda Paula Rivas.

Según lo que nos aporta la ciencia podemos concluir que no hace falta preocuparse por leer con una lámpara de luz tenue, pero sí es clave mantener buenos hábitos para cuidar nuestra salud ocular. Así que nadie nos estropee nuestra lectura nocturna, con la luz del flexo de la mesilla, con la excusa de que dañamos nuestros ojos. Podremos aportar una respuesta argumentada científicamente y disfrutar, sin temores, del placer de leer.

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