Elegancia, precisos movimientos, equilibrio y girar y girar en una estudiada coreografia. La danza clásica es bella, pero requiere una dura preparación física y mucha disciplina para que las delicadas bailarinas brillen sobre el escenario. Es la cara más bonita de la danza, pero también tiene su cruz.
Un grupo de niñas amantes de la música nos explican todas sus lesiones: 'tendinitis', 'roturas fibrilares', y lo duro que es estar un año sin bailar por culpa de una lesión. Para evitar las temidas lesiones lo importante es estirar y calentar la musculatura, sobre todo los pies, los dedos y todas las articulaciones.
Por eso se ha creado una unidad médica especializada. Allí, los bailarines recibirán cuidados y mimos. No sólo se ocupará de las lesiones físicas también de otras disciplinas como la psicología o consultas al endocrino.
Según el doctor Carles Puértolas, responsable de la unidad, "se debe concienciar desde edad muy temprana a los bailarines de que su cuerpo es su instrumento de trabajo y hay que cuidarlo". Y es que en las clases además de hablar de chassé, cambré o plié, también se pronuncian palabras como esguince, contractura y tendinitis.
Roser Muñoz, profesora y propietaria de una academia de danza nos explica que "la desgracia del bailarín es que es un artista y no un deportista y que a veces no se le reconoce como tal". Y es que aunque es un arte, ellos y ellas también son exigentes deportistas de élite.