Cáncer de mama

Miriam, superviviente de un cáncer de mama: "Les dije a mis hijos que un bichito malo se había instalado en la teta de mamá"

Miriam, superviviente de un cáncer de mama, nos cuenta en primera persona todo este duro proceso desde que se lo diagnosticaron hasta que lo supera.

Entrevista a Miriam Vera Sánchez

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Han pasado ya dos años desde que el cáncer de mama irrumpió en la casa de Miriam poniéndolo todo patas arriba. En ese momento tenía 39 años y dos hijos de 6 y 2 años. Sintió "como el miedo iba invadiendo mi cuerpo, fue realmente terrible", recuerda.

En su caso, la noticia llegó después de que ella misma se detectase un bulto en la mama izquierda. Tras varias pruebas, "al final llegó la noticia que nadie quiere", llegó a través de un mail y Miriam recuerda perfectamente ese "jarro de agua fría".

"Llamé a mi marido por teléfono y le dije que efectivamente era un sí", su miedo no era tanto por ella sino por "su equipo", como ella llama a su familia. "Lo primero que pensé esa tarde no fue en mí, fue en ellos. Fue en mis hijos, porque al final lo único que me importó todo el tiempo fue pensar en ellos, en que si a mí me pasaba algo eran demasiado pequeños". Con ese mail todo cambió y todo empezó de nuevo. Por delante 6 meses de quimioterapia, una mastectomía radical modificada, es decir, la extirpación de la mama entera y de toda la cadena ganglionar de la axila. Después sesiones de radioterapia, un período del que "pese a la dureza", Miriam subraya el trabajo de los profesionales que están "a la altura de las circunstancias. Yo siempre he dicho que con una verdadera vocación, no solo en las citas, sino que, están siempre a tu disposición, siempre que los necesitas. Te explican todo, te ayudan cuando a ti te invade ese pánico. Tienen la puerta abierta para lo que tú necesites".

"El cáncer te enseña ese miedo a morir, pero también te enseña que vivir es bonito"

Miriam es una superviviente del cáncer y recuerda con todo detalle el proceso. Un proceso que le ha enseñado cosas buenas y malas. Las primeras semanas fueron duras, pero un día "recuerdo mirarme en el espejo, hacer un clic y decir no. No, aquí pongo yo la sonrisa por delante, aquí pongo yo la fuerza y la energía por delante y hago todo lo que esté en mi mano. Lo hago más fácil para mí, y lo hago más fácil para todos los que están conmigo". Ese día fue un punto de inflexión en los meses que todavía tenía por delante.

"Aprendí a rendirme los días que era inevitable rendirse, pero también aprendí que esos días pasaban y que llegaban otros días en los que sí sale el sol y me podía levantar y podía hacer ejercicio, podía llevar una alimentación super sana, podía ponerme pañuelo, porque había que ponerse pañuelo. Eso fue lo que yo decidí, no poner peluca, pero sí pañuelo. Metí el pañuelo en mi vida y lo combinaba con la ropa, con los pendientes... Si había que estar en la cama algún día, estaba, pero en la cama también podía hacer cosas, en la cama podía ver pelis con mis hijos, podía recibir visitas y los días que no estaba en la cama estaba en el sofá y los días que podía salía a la calle".

"Pasito a pasito" llegó el momento de explicarles qué estaba ocurriendo a sus hijos: "Les dije que un bichito malo se había instalado en la teta de mamá y quería hacer demasiado daño y entonces a mamá le iban a dar unos jarabes y le iban a dar unos medicamentos que eran muy fuertes y entonces, pues iban a hacer que mamá estuviera cansada, que mamá tuviera náuseas, vómitos, que mamá se iba a quedar calva, pero que todo eso iba a hacer que el bichito muriera y que mamá estuviera muy viva".

Como ella misma nos cuenta a la Newsletter de Antena 3, "había que tener la cabeza amueblada". Ahora, ya con la enfermedad superada, se siente orgullosa "de haberlo conseguido y de todo mi equipo".

El mes de octubre es difícil para Miriam, todavía tiene toda su vivencia a flor de piel y este mes el rosa "aparece por todas partes". Esta maestra destaca la importancia de la investigación, de los nuevos tratamientos y "por supuestísimo la prevención". Pero también pone sobre la mesa una reflexión: "Están bien las reivindicaciones, está bien que todos nos volquemos, pero algunas veces yo creo que perdemos un poco el hilo y cuando tú estás con todo tan reciente, todos son lazos rosas, en la calle todo es rosa, todo muy dulce, todo muy infantil, todo muy bonito y no es tan bonito. Hay muchas formas de reivindicar y de hacerlo visible. Con testimonios, con fotos, con historias reales de gente que se ha curado, que nos hemos curado".

"Les dije a mis hijos que un bichito malo se había instalado en la teta de mamá y quería hacer demasiado daño"

Con esa calma y claridad con la que comparte con todos nosotros su experiencia, Miriam es capaz de dirigirse al cáncer para lanzarle un mensaje: "¡Basta ya!". "Si tuviera que hablar con él, si el cáncer me estuviera escuchando, le diría que es un poquito injusto, que actúa sin tener en cuenta las consecuencias. Las consecuencias de entrar en una casa, en una familia de gente que no lo merece y le diría que basta ya, porque muchas veces no mide mucho".

Teniendo siempre presente que a ella le ayudó tener una red de apoyo, Miriam se pone totalmente a disposición de las personas que ahora mismo comienzan este duro camino y lo hace con un mensaje cargado de esperanza. "Si ahora mismo tuviera que decirle algo a alguien, lo primero es que pasará, que parece que no, pero que al final pasará. Que hay que pasarlo, sí, pero que podemos, y que al final, lo vamos a conseguir y que nos vamos a quedar, aunque parezca que no, una parte positiva del proceso. Que es duro, sí, que hace falta valentía, pero sobre todo que pasará. Que llega ese día en el que dices: 'lo he pasado'".

"Aprendí a rendirme los días que era inevitable rendirse, pero también aprendí que esos días pasaban"

Y es que Miriam ha aprendido cosas del cáncer, "el cáncer te enseña todo. Yo creo que el cáncer te enseña a valorar, a relativizar, te enseña a disfrutar, a vivir con muchísima menos prisa, te enseña que eres totalmente prescindible, que a veces no queremos, pero somos prescindibles y bueno te enseña todo lo que tú quieras aprender. También te enseña un poco a perder ese miedo, ese miedo a no estar, a morir, a dejar de vivir, pero también te enseña que vivir es bonito, que la vida es super valiosa y que hay que disfrutar cada instante, que es con lo que me quedo yo".

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