Enfermedades
Qué es un ictus, cómo se puede detectar, síntomas y tratamiento
Una actuación precoz en un paciente que sufre un ictus es fundamental para reducir las posibles secuelas que pueda provocar e incluso evitar la muerte.
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Un ictus es una enfermedad cerebrovascular que constituye una de las principales causas de mortalidad en España. Afecta en gran medida a personas adultas y sus consecuencias pueden acarrear secuelas que acaben en discapacidades o incluso, la muerte.
Por ello, una posible detección precoz o una rápida actuación sobre una persona que sufra los síntomas de ictus puede resultar clave para reducir las consecuencias de la misma.
Son varios signos los que nos pueden indicar que se padece la enfermedad. Entre ellos destacan la dificultad de movimiento, tanto para sentarse o levantarse como para mover los brazos o coger objetos con las manos. Así como perder la visión parcialmente o de forma total o tener sensación de desequilibrio o vértigo cuando antes nunca se hubiese tenido. El dolor de cabeza intenso, la dificultad para hablar o sonreír torcido también son posibles indicios de sufrir un ictus, según recogen en el medio digital 'Redacción Médica'.
De esta manera, pedir a la persona que pueda estar sufriendo los síntomas que corrobore ella misma o con la ayuda de alguien todas las señales anteriores, resultará decisivo para actuar a tiempo. En caso de que crea estar sufriendo cualquiera de ellos, consulte con su médico.
La rehabilitación de alta intensidad podría mejorar la recuperación tras un ictus
Hasta el momento, hacer terapia de rehabilitación es una de las mejores opciones que tienen los pacientes que han sufrido un ictus para intentar recuperar la función motora perdida.
Sin embargo, Investigadores del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) y del University College London (UCL) han realizado un análisis retrospectivo cuyos resultados, publicados en la revista 'Journal of Neurology, Neurosurgery and Psychiatry', señalan que una terapia de alta intensidad llevada a cabo dentro de los seis meses posteriores a haber sufrido una crisis, mejora los resultados de rehabilitación del paciente.
El estudio, liderado por los investigadores Paul Verschure y Belén Rubio Ballester, del Grupo de Sistemas Sintéticos, Perceptivos, Emotivos y Cognitivos (SPECS) del IBEC, y Nick S. Ward, de la UCL, comparó los resultados de dos investigaciones independientes en las cuales participaron un total de 455 pacientes con ictus que habían perdido parte de la función motora de los brazos.
Con ambos estudios pudieron comprobar que los pacientes que recibieron seis horas de terapia por día tuvieron una recuperación significativamente mayor a aquellos que hicieron solo de 20 a 30 minutos.
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Asimismo, llegaron a la conclusión de que también disminuyen las posibilidades de una mayor recuperación cuanto más tarde se inicia el proceso, aunque observaron que los beneficios de recibir terapia de alta intensidad fueron suficientes para superar los efectos perjudiciales de un inicio tardío en la rehabilitación.
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