Salud

Qué es la meteorosensibilidad y cómo afecta a nuestra salud con las bajas temperaturas

Los cambios bruscos en la temperatura, la humedad y la presión atmosférica pueden provocar diversas dolencias en el organismo. Algunas personas son más propensas a experimentar este tipo de molestias.

Calle junto a al Palacio de los Condes de Gómara en Soria

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Las intensas lluvias que han azotado España en los últimos días no dan tregua. Tras el paso de la DANA, una nueva borrasca atlántica, bautizada como 'Jana"' se aproxima a la península y traerá más precipitaciones y vientos intensos. El fin de semana se prevé invernal, con lluvias abundantes en el cuadrante suroeste y una bajada de temperaturas que podría afectar directamente a quienes padecen meteorosensibilidad, es decir, aquellos cuyo cuerpo reacciona a los cambios climáticos.

¿Qué es la meteorosensibilidad ?

Los cambios bruscos en la temperatura, la humedad y la presión atmosférica pueden provocar diversas dolencias en el organismo. Algunas personas son más propensas a experimentar molestias articulares, dolores musculares, migrañas o incluso alteraciones en el estado de ánimo cuando el clima cambia de forma repentina. A estas personas se les conoce como meteorosensibles. Según estudios recientes, más de la mitad de la población mundial experimenta algún grado de sensibilidad a las variaciones del tiempo.

El psicólogo José Antonio Galiani explica: "De lo que estamos hablando es de personas que tienen una especial sensibilidad a los cambios atmosféricos, ya sea la presión, la temperatura, la humedad o la ionización del aire. Todo esto conlleva un impacto en su salud física y mental, interfiriendo en sus actividades cotidianas".

El experto añade que las personas meteorosensibles no solo pueden experimentar dolencias físicas, sino también alteraciones emocionales: "Pueden sufrir un malestar general, un decaimiento en su estado de ánimo o incluso hiperactividad dependiendo de la situación. Lo más importante es mantener la tranquilidad y aceptar lo que está sucediendo".

Puede afectar físicamente

No es extraño escuchar a personas mayores decir "me duelen los huesos, va a llover". La sabiduría popular tenía razón. La biometeorología ha demostrado científicamente que los cambios en la presión atmosférica pueden influir en nuestras articulaciones. "Lo que ha hecho ahora la ciencia es demostrar lo que ya nos decían nuestros abuelos: hay una conexión real entre el clima y las dolencias físicas", explica Galiani.

Cuando la presión atmosférica baja, el líquido sinovial que lubrica las articulaciones cambia de viscosidad, lo que genera mayor rigidez y fricción, causando molestias en personas con problemas articulares previos. A esto se suma que el frío provoca contracción muscular, lo que agrava aún más la sensación de dolor y rigidez.

Los efectos no se limitan a las articulaciones. Estudios han demostrado que la humedad y el viento pueden desencadenar migrañas en personas predispuestas. "Más del 50% de los pacientes con migrañas son sensibles al clima", indica un estudio publicado en la revista 'Headache'.

La primavera y los cambios de ánimo

El clima no solo afecta el cuerpo, sino también la mente. Con la llegada de la primavera o el otoño, muchas personas experimentan variaciones en su estado de ánimo. "Tenemos datos en nuestros estudios estadísticos sobre lo que se conoce como trastorno afectivo estacional", señala Galiani. "Esto significa que la transición entre estaciones genera cambios emocionales y en la forma en que nos relacionamos con los demás".

Este fenómeno se debe, en gran parte, a la variación en las horas de luz, que afecta la producción de serotonina y melatonina, hormonas clave para el bienestar emocional. "Es fundamental aprovechar las horas de luz natural, realizar ejercicio al aire libre y mantener una alimentación equilibrada para contrarrestar estos efectos", recomienda el especialista.

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