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UNA REGULACIÓN LEGAL
¿Por qué todos los insectos que comemos en España son extranjeros?
Los procedimientos para recibir permisos de venta exigen "informes científicos y suponen un coste muy elevado", por lo que los productores y distribuidores españoles aguardan a que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria dé su visto bueno.
La llegada a los comercios de insectos para el consumo humano es ya una realidad, aunque la legislación vigente sólo permite que entren en el mercado los producidos en algunos países extranjeros e impide, en la práctica, vender los nacionales.
Esta semana, los productores europeos asociados a la Plataforma Internacional de Insectos para Alimentación Animal y Humana (Ipiff) dieron la voz de alarma: en España todavía no está permitida su comercialización y recomendaban ir "con mucho cuidado" para no dar "pasos en falso".
Su advertencia está vinculada con una cuestión legal, ya que aunque desde el 1 de enero es posible vender insectos como comida en España -y en toda la Unión Europea. Para ello los operadores deben previamente "presentar una solicitud con un expediente para su evaluación" y recibir la correspondiente autorización.
Desde la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan, dependiente del Ministerio de Sanidad) confirman que "no se ha presentado ninguna petición hasta la fecha".
Los procedimientos para recibir estos permisos de venta exigen "informes científicos y suponen un coste muy elevado"
La "letra pequeña" de la normativa abre una excepción con los cinco países europeos (Bélgica, Austria, Finlandia, Reino Unido y Países Bajos) que permitían la presencia de insectos en su mercado antes de 2018, y a los que se les deja seguir comercializándolos. Por lo tanto, únicamente se pueden colocar en los mostradores de nuestro país los productos elaborados con insectos procedentes de estos mercados, según ratifican desde la Aecosan, para lo cual el operador puede "invocar el principio de reconocimiento mutuo" vigente en la UE.
Los insectos comestibles están incluidos legalmente en el capítulo de "nuevos alimentos" en Europa y suponen una importante fuente de proteínas. De hecho, en otros países forman parte de la dieta habitual, como Tailandia, donde se ha desarrollado toda una industria a su alrededor. El uso de insectos ya estaba permitido en el seno de la UE desde hace años para piensos y alimentación animal.
Los procedimientos para recibir estos permisos de venta exigen "informes científicos y suponen un coste muy elevado", por lo que los productores y distribuidores españoles aguardan a que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) dé su visto bueno -algo que no se espera para antes de 2019- y no tener que presentar este tipo de estudios tan "caros".
"La aprobación es insecto por insecto -tras evaluar científicamente sus consecuencias en el consumo humano-. España es ahora mismo un mercado muy atractivo para los productores extranjeros, pero los nacionales no pueden hacer nada hasta que decida la EFSA", argumenta. Los insectos comestibles están incluidos legalmente en el capítulo de "nuevos alimentos" en Europa y suponen una importante fuente de proteínas.
De hecho, en otros países forman parte de la dieta habitual, como Tailandia, donde se ha desarrollado toda una industria a su alrededor. El uso de insectos ya estaba permitido en el seno de la UE desde hace años para piensos y alimentación animal.
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