DANA
Riesgo de enfermedades infecciosas en las zonas afectadas por la DANA: cómo protegerse
La catástrofe abre la puerta a epidemias. La población afectada es vulnerable a bacterias y virus en el agua, el aire y los alimentos. Los expertos llaman a extremar la higiene y la protección para evitar una crisis sanitaria.
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Si analizamos la catástrofe humanitaria causada por la DANA desde una perspectiva clínica, tras el primer impacto nos enfrentamos ahora a una nueva fase: la del riesgo de una oleada de enfermedades. Hay que actuar ante la falta de higiene y de saneamiento en las zonas afectadas, donde la población es más vulnerable a los agentes patógenos.
Montse Fernández Val, experta en desastres del grupo de trabajo IMV/Desastres de SEMES explica: “La falta de agua potable y los daños en el alcantarillado hace que se acumulen toneladas de lodo estancado, incluso mezclado con aguas fecales, donde proliferan bacterias que pueden causar enfermedades diarreicas como gastroenteritis”. Además, menciona que el riesgo no solo se limita a bacterias en el agua, sino que también se teme la aparición de enfermedades infecciosas.
Principales riesgos: leptospirosis, gastroenteritis y tétanos
La leptospirosis, una enfermedad que se contagia a través del contacto con la orina de algunos animales como roedores, perros, vacas, cerdos o caballos es una de las principales preocupaciones para las autoridades sanitarias. Según Fernández Val, esta dolencia puede generar síntomas gripales severos, fiebre, dolor muscular y, en casos graves, complicaciones que pueden afectar el sistema nervioso central, causando incluso meningitis.
Otra amenaza importante es la gastroenteritis, que puede ser provocada por el contacto con aguas contaminadas y lodo con excrementos, tanto de personas como de animales. La experta recalca que estas aguas pueden contener desechos de granjas, residuos de aceites, combustibles y sustancias tóxicas que contaminan el entorno y suponen un alto riesgo para la salud. “Si tenemos la piel en contacto con ese tipo de sustancias, muchas son tóxicas para el organismo y pueden causar infecciones y enfermedades”, advierte Fernández Val.
El tétanos es otro de los riesgos en estas condiciones. La presencia de objetos metálicos, cristales y otros materiales que puedan producir cortes es común en estas zonas, y sin una correcta vacunación, cualquier herida puede llevar a esta enfermedad. “El tétanos es muy frecuente en el ambiente, pero puede resultar mortal si no estamos inmunizados”, puntualiza la experta, recordando que ya se ha comenzado a vacunar a la población en las áreas afectadas.
Medidas de protección para la población
Ante esta situación, los especialistas insisten en la necesidad de extremar las medidas de higiene y protección. La doctora Montse Fernández Val detalla algunas recomendaciones: “La principal medida de protección es mantener el cuerpo bien cubierto y evitar el contacto con aguas contaminadas. Es fundamental que la ropa de trabajo sea de manga larga, preferiblemente impermeable, y usar guantes y botas de caña alta para prevenir cortes e infecciones”. Además, se debe cambiar y lavar la ropa a 60 grados y con desinfectante, ya que los patógenos sobreviven en las superficies de los objetos por largos periodos de tiempo.
También es esencial el uso de mascarillas, especialmente en áreas donde el lodo esté removido y en contacto con el aire. Fernández Val aconseja el uso de mascarillas FFP2 para proteger las vías respiratorias y evitar así las bacterias que puedan estar en suspensión en el ambiente.
Lavado de manos y precauciones alimentarias
La higiene de las manos es otro factor fundamental para prevenir enfermedades. La urgencióloga Montse Fernández Val hace hincapié en la necesidad de lavarse las manos con agua y jabón de manera frecuente y utilizar, de ser posible, gel hidroalcohólico o algún tipo de desinfectante. La experta también alerta sobre el consumo de alimentos en áreas de limpieza: “No se debe comer donde se está trabajando, ya que la ropa está contaminada de barro y lodo. Para comer o realizar cualquier actividad fuera de las labores de limpieza, hay que retirarse la ropa, lavarse las manos y, si es posible, cambiarse”.
Atención también a los ojos, nuestras mucosas pueden verse dañadas si nos tocamos con una mano infectada. Para los equipos de respuesta de salud pública, en esta fase es clave implementar con rapidez medidas de control y vigilancia en las áreas afectadas para minimizar la carga de enfermedades infecciosas.
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