El plan de vacunación del coronavirus en España está dejando ver cómo en diferentes ciudades del país, numerosos políticos están vacunándose de manera clandestina, a ellos mismos y a quienes les rodean. Antena 3 Noticias ha elaborado un 'CuentaVacunas' para consultar esta y otras irregularidades.
Es el caso del gerente del hospital Santa Marina de Bilbao, el exconcejal del PNV José Luis Sabas. El expolítico se vacunó contra el covid-19 y junto a él, las vacunas sobrantes fueron para otros directivos y 16 personas que ni siquiera son personal directo del centro. No se sabe a ciencia cierta a que organizaciones pertenecen pero se trataría de cinco sindicalistas, cuatro curas, dos personas de la empresa 'vending', dos mensajeros y cuatro trabajadores de la cafetería.
Gotzone Sagardui ha revelado estos datos en el Parlamento Vasco, donde ha explicado las conclusiones de la investigación iniciada al descubrirse que tanto Sabas como el gerente de Basurto, y Eduardo Maíz se vacunaron de manera clandestina. La consejera declaraba además que "este mal uso de parte de las dosis recibidas, unida a la poco ejemplar que resulta que los altos cargos utilicen vacunas destinadas a personas vulnerables o expuestas, es lo que ha tenido como resultado la exigencia de responsabilidades al gerente".
Sabas ha pasado días haciendo creer que tenía la aceptación de la dirección general de Osakidetza y de la propia Sagardui para vacunarse. El 19 de enero, el propio gerente escribió a la directora general de Servicio Vasco de Salud, Rosa Pérez, y le dijo que habían vacunado a 244 personas. Esto dejó una referencia "coherente" con el tamaño del hospital y los criterios fijados, que pasaban por priorizar al personal de primera línea y no vacunar de golpe a más del 50% de los servicios para evitar posibles efectos adversos en equipos enteros y mantener el servicio. Pero "al filo de las diez de la noche", Jose Luis Sabas, mandó un mensaje a Pérez Esquerdo y a la propia Sagardui y actualizó el dato, donde decía que se habían administrado ya 550 dosis.Ahí fue cuando Sagurdi afirmó que " nos dimos cuenta de que tenía que haberse producido un error de planificación".
Sabas se defendió diciendo que era necesaria una vacunación masiva en Santa Marina debido a los numerosos casos de covid-19. A lo que Sagardui ha insistido en que "totalidad" no incluía a todo el personal de golpe y a los directivos, sino "la totalidad de las personas que atienden directamente a personas ingresadas". Sagardui ha admitido su responsabilidad por la "descoordinación" en este hospital y ha prometido "reforzar los circuitos de información".
La investigación ha revelado que Maíz, además de vacunarse cuando no debía, ocultó las vacunas administradas en el registro de control. En este momento no se habían empezado las campañas de vacunación a sanitarios y solamente estaba a disposición de las residencias, por lo que las vacunas eran sobrantes de centros de mayores y se planteó usarlas con ingresados de edad avanzada de Basurto. Estas se repartieron entre mayores y las cuatro sobrantes se repartieron entre el jefe de servicio de Medicina Interna, la jefa de servicio de Enfermedades Infecciosas y la responsable en funciones de Microbiología. Según la consejera, Sagardui, Maíz se resistió a dimitir. "No lo hizo y fue destituido".
La consejera también ha declarado que se vacunaron la gerente y la jefa de gestión de la comarca sanitaria de Tolosa, y al mismo tiempo ha indicado que no hay indicios de "actuación reprochable" porque eran vacunas "al límite de su destrucción" y no había más gente cerca para recibirlas. En Debabarrena, parte de los directivos también se han inmunizado ya que así se ha estimado por su "actividad asistencial" relacionada directamente con el virus.
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