En los últimos años, se ha extendido la tendencia de buscar relaciones sentimentales (y sexuales) a través de las pantallas; la falta de tiempo, la imposibilidad de ampliar el círculo de amistades y planes de ocio, la comodidad..., a lo que hay que añadir las limitaciones provocadas por la pandemia de coronavirus, que no han hecho más que agravar estas supuestas dificultades.
El peligro de frivolizar las relaciones
Así, parece que desde que se instaló la pandemia de coronavirus entre nosotros el uso de aplicaciones o redes de ‘ligoteo’ ha aumentado. El peligro de la proliferación de citas online es que nos están educando o “adoctrinando” para que aceptemos la frivolización de las relaciones como algo natural. Esta cara sí, esta no. Mándame más fotos, lo siento pero no me gustas… ¿NO ME GUSTAS?, ¡pero si llevamos tres meses chateando y a la primera te has acostado conmigo!
Y esto sucede porque en las relaciones cara-pantalla tendemos a cosificar al otro, a actuar exclusivamente en función de nuestros deseos o apetencias, sin tener en cuenta que el que nos sonríe a través del emoticono de turno tiene deseos y expectativas, vamos… que es real, y poco a poco nos vamos convirtiendo en individuos aislados, homogéneos y alienados, sin personalidad propia, simplemente una cara, una pose, o un cuerpo ‘photoshopeado’ como representación del yo.
Claves para enamorar. El arte de enamorarse
Por eso hay que reivindicar la seducción. Y seducir es un arte, es el arte del cara a cara, es el arte de enamorar, es tensión sexual, es hechizar con la voz, o con el movimiento del cuerpo, con los gestos o con la mirada. Es mostrar sin mostrar, sugerir e insinuar. Es comunicarnos con el otro desde dentro, desde la intuición y desde el instinto. Cuando seducimos confiamos en nuestro poder, nos sentimos vivos, apostamos por nosotros. Pero también es reconocer al otro, atraer su atención, centrarnos en su interés, hacerle sentirse especial e importante y demostrarle que estamos dispuestos a dedicarle tiempo para que se fije en lo maravillosos que somos.
Seducir es el mejor antídoto a la frustración de la virtualidad, a la mediocridad de lo superficial, seducir es un juego… el juego del amor y, si no sabes, aprendes… Siempre hay tiempo para la seducción: si solo nos dejan los ojos, utilicemos nuestras miradas. Si no nos dejan tocarnos, insinuemos con nuestros cuerpos. Si nos ponen distancias, cambiemos las reglas, pero no renunciemos a lo que nos hace más humanos, a lo que nos empodera, a lo que nos hace vibrar. No perdamos lo que de verdad importa, el eterno juego entre amantes, no te conformes con lo fútil aunque sea masivo y esté normalizado, ¡reivindiquemos la seducción!
Alicia López Losantos, psicóloga y coach.