Un desayuno completo.

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SEGÚN UN NUEVO ESTUDIO

Solo un 24% de los españoles realizan las cinco comidas recomendadas al día

El peso corporal es mejor entre las personas que realizan estas cinco comidas al día, y, además, entre quienes desayunan a diario, dedican más tiempo a comer, se responsabilizan de la compra y de la preparación o leen el etiquetado nutricional.

Solo un 24% de los españoles realizan las cinco comidas recomendadas al día, según los datos de la segunda edición del informe Alimentación, Sociedad y Decisión Alimentaria en la España del siglo XXI, elaborado por Fundación Mapfre y la Universidad CEU San Pablo de Madrid.

El objetivo de este estudio, cuya primera edición se presentó en 2015, es conocer el impacto que tienen los estilos de vida en los hábitos de compra y consumo de los españoles. Según las conclusiones del mismo, el peso corporal es mejor entre las personas que realizan estas cinco comidas al día, y, además, entre quienes desayunan a diario, dedican más tiempo a comer, se responsabilizan de la compra y de la preparación o leen el etiquetado nutricional.

"Nos interesa conocer lo que comemos y bebemos, pero también cómo lo hacemos. Por ello, analizamos todos los pasos que se dan, desde comprar el alimento hasta ingerirlo, en relación con nuestra alimentación", ha señalado el autor principal del estudio y catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universidad CEU San Pablo, Gregorio Varela Moreiras.

Fruto de 2.052 encuestas telefónicas, de este análisis se desprende que en los dos últimos años los hogares han incrementado el gasto en alimentación, situándose hoy el presupuesto que dedican 7 de cada 10 españoles a hacer la compra entre los 150 y 450 euros mensuales.

Entre las estrategias para controlar dicho gasto está el incremento en la compra de marcas de distribución o marca blanca (53,3%), adquirir productos de menor precio (45,8%), así como consumir menos carne y pescado (17,7%).

Las familias invierten ahora más tiempo en realizar la compra y consumen productos frescos más frecuentemente. Casi 4 de cada 10 (38%) suele comprar verduras y frutas a diario o tres o cuatro veces por semana, cifra que pone de manifiesto que, por lo general, buscan alimentos más saludables (92,6%). "Los alimentos frescos se suelen comprar con mayor frecuencia que los perecederos, algo que nos diferencia de otras sociedades y que supone una ventaja heredada", ha destacado el especialista.

La compra de alimentos suele realizarse en supermercados, por encima de mercados o tiendas de barrio, y continúan siendo las mujeres quienes llevan una mayor carga en aspectos como cocinar o hacer la compra (67,4% frente a 33,4%); sin embargo, la comparativa entre ambos estudios demuestra que aumenta el porcentaje de hombres que se involucran en estas tareas (del 25% al 33%). A ello hay que añadir que solo el 56,7 por ciento de ellos sabe cocinar, en contraste con el 85 por ciento de mujeres que conocen cómo hacerlo.

En cuanto a la forma de cocinar, la plancha sigue siendo el método más utilizado, seguido por la cocción y las preparaciones al horno. Según el estudio, más de la mitad de los encuestados (66,9%) señala, además, que desperdicia menos del 10% de los alimentos que compra; un 20,3 por ciento nunca tira alimentos a la basura; y un 90,2 por ciento reutiliza las sobras como una de las estrategias más comunes para reducir el desperdicio alimentario.

La mayoría de los encuestados dice desayunar, comer y cenar en familia, algo que, sin embargo, no se cumple en el caso de los jóvenes, en quienes existen la tendencia de realizar las comidas viendo la televisión o usando el móvil o la tablet.

El trabajo distingue el comportamiento en función de la zona geográfica. La región noroeste es donde se compran productos de menor precio y donde menos se come fuera de casa. Castellanoleoneses y manchegos se llevan comida preparada de casa y no salen a tomar el aperitivo con tanta frecuencia como antes. Mientras que en el sur, principalmente en Andalucía, se han modificado algunos hábitos y ahora comienza a tomarse una copa en casa en lugar de hacerlo fuera e incluso se llega a saltar alguna comida para reducir el gasto.

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