Bienestar
El sueño ha cambiado: el motivo por el que ya no dormimos igual que en la Edad Media
El sueño y dormir 8 horas es uno de los aspectos que más importan y preocupan a la población. Sin embargo, no siempre se han seguido los mismos hábitos.
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A menudo nos encontramos todos con la frase de dormir bien es uno de los aspectos más importantes para nuestro rendimiento en el día a día. No pocos se han levantado después de una mala noche viendo cómo les esperaba una dura jornada de trabajo. Desde pequeños nos han insistido en la importancia de dormir bien, esto es, 8 horas, en un lugar cómodo y sin distracciones. Sin embargo, no siempre ha sido así.
El investigador del sueño Roger Ekirch de la Universidad de Virginia desarrolla a lo largo de sus artículos y en su libro 'La gran transformación del sueño' los patrones que han cambiado y condicionado este periodo de descanso.
Indagando entre archivos históricos Ekirch observó que con frecuencia se encontraba con los conceptos 'primer sueño' y 'segundo sueño', lo que le hizo llegar a la conclusión de que antes de la época moderna los patrones de sueño eran diferentes.
Como es obvio, durante la Edad Media no existían las comodidades a las que ahora estamos acostumbrados. Las personas dormían en dos turnos y, entre medias, guardaban unas horas de vigilia. Durante ese periodo despiertos durante la noche, hacían de todo, desde tareas, hablar con los vecinos o con el resto de los convivientes, reflexionar o rezar. También, antes de dormir muchos pedían no ser asaltados o acribillados por los insectos dadas las condiciones insalubres de la época.
La luz, el elemento diferencial
Estos dos sueños estaban extendidos más allá de Europa y, además, el investigador ha encontrado referencias a ellos en obras tan antiguas como la 'Odisea de Homero'. Señala también que hasta el 1800 el sueño partido no empezó a verse como un problema médico.
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Sin embargo, con la invención de la luz artificial los patrones cambiaron. Los días se alargaron y la noche ya no solo servía para dormir sino que podía ser incluso un periodo de producción. Más allá de esto, algunos investigadores y médicos, señala Ekirch, hablaban de la necesidad de comprimirlo. Aunque, no obstante, en función de los hábitos y las condiciones a las que estemos expuestos nuestros ritmos circadianos pueden cambiar.
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