Barcelona
13 años de cárcel para el conductor kamikaze que mató a una menor circulando en contra dirección
Los padres de la joven fallecida piden que esta sentencia sirva para que esto no vuelva suceder y aseguran que esa noche "el conductor salió a hacer daño". Iba 145 km/h y en sentido contrario.

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"No es lo que pedíamos, pero es una sentencia con una pena alta". Los padres de Meritxell han recibido hoy la sentencia que condena a 13 años de cárcel al conductor kamikaze que circuló durante 12 kilómetros, a 145 km/h y en sentido contrario en la C-17, cerca del municipio de Gurb. Ese conductor impactó frontalmente con otro coche en el que viajaban 4 personas, entre ellas, Meritxell, de 17 años, que falleció en el acto y que iba acompañada de su padre, su prima y una amiga, que también resultaron heridas.
En la sentencia, a la que ha tenido acceso Antena 3 Noticias, se expone que ha resultado probado que "el acusado ocasionó el fallecimiento de la joven y las lesiones de los otros heridos" y se ha constatado asimismo que "tanto el fallecimiento como las lesiones que se describen en los hechos, han sido causadas de forma dolosa e intencionada por dolo eventual".
"Fue un homicidio, no un accidente"
Han pasado ya 7 años de esa noche y los padres de la joven junto a sus abogados han conocido la sentencia que le condena a 13 años. Siempre han mantenido que "no fue un accidente sino un homicidio". La familia pedía una pena de 19 años pero aseguran que están "satisfechos con la sentencia, porque aunque no era lo que pedían, es una pena alta que debe servir para que esto no vuelva suceder".
Durante el juicio el acusado declaró que esa noche conducía bajo los efectos del alcohol y las drogas. El jurado y los peritos presentados durante las sesiones han considerado que “el acusado era consciente de que estaba conduciendo a gran velocidad, en contra dirección y que no se detuvo en ningún momento".
Frialdad al volante
Celia Berenguer, la madre de Meritxell, ha destacado "la frialdad de esta persona al volante" porque tal y como relataron durante el juicio varios testigos "no frenó, no cambió de actitud, siguió acelerando, incluso cuando agentes de los Mossos d'esquadra le dieron el alto, unos agentes que temieron por su vida”. Para ella, esa noche “su plan era salir a hacer daño no le importaba el daño que iba a hacer". En la sentencia se expone que "el acusado se mostró indiferente por la nula modificación de su conducta durante su conducción".
En la última sesión del juicio, el acusado pidió perdón a la familia de Meritxell y dijo sentirse arrepentido. Para la familia “esas palabras, son palabras vacías, con las que claramente quería buscar un atenuante”. Ellos aseguran “que no está arrepentido y que así lo ha demostrado “con la impasibilidad que ha mostrado durante el juicio”.
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