El Ayuntamiento de Haro ha aportado 5.000 litros para esta batalla, pero la cifra se ha "multiplicado hasta los 75.000 que han aportado las cuadrillas", que "han convertido el paraje de los riscos de Bilibio en un río de vino", en palabras del concejal de Cultura y Turismo Leopoldo García.
La Batalla del Vino se celebra cada 29 de junio desde 1949, en la festividad de San Pedro, que en marzo de 2011 fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, y ya se trabaja, de forma "minuciosa", para conseguir la declaración de carácter internacional, que se espera lograr en 2017.
En esta ocasión, al no coincidir en fin de semana, ha predominado la presencia de vecinos de Haro y de municipios limítrofes, pero también ha participado un considerable número de turistas nacionales e internacionales.
Ha precisado que, entre los "ya habituales" a la batalla ha habido un grupo de turistas australianos, que, antes de trasladarse a Pamplona para participar en los "sanfermines", recalan en Haro, donde son "ya parte de esta fiesta y se han convertido en un clásico"; al igual que varios turistas japoneses y un grupo de periodistas extranjeros.
"Y es que todo el que viene una vez a la Batalla del Vino de Haro repite" y lo hace con el mismo entusiasmo que los vecinos de esta ciudad, provistos de "armas" tan diversas como sulfatadoras, botas y porrones; además del "bricks" grandes de plástico que, en conjunto, convierten el paraje de los riscos de Bilibio en "un río de vino, que es la gracia de la batalla", ha precisado.
La Batalla del Vino conmemora una vieja costumbre, en la que se coloca el pendón de Haro para dejar claro que los riscos de Bilibio son un estratégico lugar que pertenece a los jarreros y no a la vecina ciudad de Miranda de Ebro (Burgos).