En primer lugar, se han de seguir las indicaciones de seguridad presentes en las playas, respetar las banderas, y bañarse en zonas con vigilancia de socorristas ya que "el 86% de los ahogamientos que tuvieron lugar el año pasado se produjeron en zonas donde no había ningún tipo de vigilancia", ha explicado la jefa del Servicio de Urgencias del Hospital de Sant Joan, Elena Díaz.
La experta también ha advertido sobre los peligros de bañarse durante la noche, ya que si surgen contratiempos nadie se va a percatar de ello. Si aparece algún tipo de malestar (mareo, náuseas, dolor de cabeza), se debe salir inmediatamente del agua. También hay que evitar el consumo de alcohol antes del baño, ya que disminuye la capacidad de reacción.
Sobre el tradicional corte de digestión, la doctora ha explicado que se conoce como "síndrome de hidrocución" y no se debe a un problema de digestión, sino a un cambio brusco de la temperatura, por lo que la entrada al agua debe hacerse de forma paulatina, se ha de mojar previamente la nuca, muñecas y pies y evitar zambullirse de golpe.
En el caso de sentirse arrastrado por una corriente, se ha de nadar paralelamente a la playa y, una vez fuera de la corriente, nadar hacia la orilla. En este sentido, "es arriesgado bañarse en ríos de gran caudal, pozas naturales o bajo las cascadas, porque puede haber corrientes o remolinos".
Además, Díaz ha recordado que el riesgo de sufrir un ahogamiento aumenta en los niños y las personas mayores de 65 años por lo que se recomienda acompañar siempre en el agua a los ancianos y vigilar a los menores en todo momento. El ahogamiento se produce de forma rápida y silenciosa, "un bebé puede ahogarse en menos de tres minutos y en tan sólo 20 centímetros de agua", de modo que "si suena el teléfono o el timbre, no hay dejar al niño en el agua", ha aseverado.
Pedir ayuda y mantener la calma
En este sentido, Díaz también ha destacado la importancia de que las piscinas privadas estén valladas a una altura suficiente como para que no puedan ser saltadas por un niño, y que contengan una puerta con un cierre adecuado. Si el pequeño no sabe nadar, hay que evitar los flotadores y hacer uso del chaleco salvavidas. "Si no se está preparado para un rescate, no hay que ponerse en peligro"; es fundamental "pedir ayuda y mantener la calma mientras esta llega", ha matizado.
En caso de ahogamiento, "los primeros minutos son fundamentales para evitar daños irreversibles e incluso la muerte", por lo que "hay que valorar el estado de conciencia, y comprobar que la víctima respira", ha indicado Díaz quien ha añadido que los profesionales sanitarios del Departamento de Sant Joan "se forman y actualizan conocimientos atendiendo a las recomendaciones internacionales".
Se trata de "un problema nacional" con el que se encuentran cada año los profesionales del Urgencias del Sant Joan, dado que cubre una amplia zona costera que recibe una gran afluencia de turistas durante el verano. Una época en la que, además del baño, se realizan más actividades deportivas y de ocio en el agua.
Todo esto hace que "se incremente el riesgo de producirse lesiones graves", como son los traumatismos craneoencefálicos, las lesiones medulares, los ahogamientos y los casi ahogamientos, "ya que algunas personas que sobreviven a un ahogamiento pueden sufrir un daño cerebral permanente", ha explicado la jefa del Servicio de Urgencias, Elena Díaz.
Díaz ha subrayado que las consecuencias de estas lesiones "se podrían evitar o minimizar" si se siguen las recomendaciones de los expertos, se respetan las normas de seguridad y no se subestiman los riesgos. Por todo ello, "la intervención más importante que podemos hacer desde los servicios sanitarios es la prevención a la población para evitar, en lo posible, efectos negativos sobre la salud", ha indicado.
Según el Informe Nacional de Ahogamientos de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo, durante el año 2016 se produjeron 437 muertes por ahogamiento, que corresponden a 348 hombres y 89 mujeres (un 80% y un 20%, respectivamente). Por lo que respecta al medio acuático, la mitad de estos fallecimientos (226) tuvieron lugar en la playa, un 7 por ciento (30) en piscina y un 18 por ciento (81) en río.