Félix Azón, director general de la Guardia Civil, ha explicado que en el equipo de rescate de Julen hay dos sentimientos: de tristeza por el resultado final y la satisfacción por el deber cumplido. A partir de ahora, la unidad de policía judicial correspondiente ordenará toda la documentación que hay y seguirá realizando actuaciones para dar la mejor información posible a la autoridad judicial, que es quien tiene que tomar las decisiones judiciales pertinentes.
En cuanto a los pozos repartidos en España, Azón explica que el Seprona está haciendo un "magnífico trabajo" desarrollando dos funciones. La primera es tratar que no haya pozos ilegales y la segunda es que todos estén bien mantenidos para evitar desgracias como la de Julen. Sin embargo, denuncia que, aunque "dan al máximo", a veces hay más trabajo del que se puede abarcar. "La seguridad es algo parecido a la salud, sólo la valoramos cuando la perdemos", ha enfatizado, en este sentido, sobre la labor del cuerpo.
Nicolás Rando, el guardia civil que sacó a Julen del pozo, ha señalado que se están recuperando. Además, ha subrayado que "las sensaciones cuando bajabas y subías el tubo eran totalmente diferentes" a otros rescates. El agente, que sabía que iba a ser el encargo de sacar al niño, ha confesado que el final era el que no querían y llegó un momento en el que cuando ya se terminó todo necesitó apartarse y "soltar todo ese estrés y toda esa presión que hemos sufrido esas casi dos semanas". Así fue el rescate:
Alberto Ortiz, otro de los guardias civiles que ha participado en el rescate, ha señalado que estaban "deseando poder entrar lo antes posible" pero los problemas técnicos se lo impidieron. "Se hizo todo lo que se pudo", explica. En el momento en el que les dijeron que ya podían bajar, lo que sintieron fueron "muchas ganas" porque llevaban mucho tiempo esperando.
Francisco Maturaga, el tercer agente que bajó para rescatar a Julen, y que fue el que se encontró al pequeño, ha descrito el procedimiento de documentar todo para que la jueza lo viera y valorara todo después. Para eso, llevaron diferentes aparatos, como cámara de vídeo y fotográfica, e hicieron muchas mediciones con ese objetivo. Así, además de bajar para rescatar a Julen, su labor fue la de acompañar a los mineros y documentar todo. Después de sacar el cuerpo del niño, tuvieron que hacer un estudio más pormenorizado.
"Un guardia civil claro que llora, tenemos corazón y somos personas", ha respondido Maturaga preguntado por este asunto, y ha añadido que "todo el apoyo que nos mandaba la gente desde su casa a través de las redes sociales nos llegaba y nos daba fuerza para continuar". El lado humano ha protagonizado la otra cara del rescate: