Bandas violentas

El agente de policía Alberto Pico: "Es un duro golpe a la sección financiera de los Trinitarios"

Hay 40 detenidos, entre ellos dos hackers. Mediante técnicas de estafa informática habían obtenido 700.000 euros. Hay 98 personas estafadas, aunque lo intentaron con decenas de miles de posibles víctimas. En los registros han participado los GEO de la Policía Nacional.

La Policía Nacional ha realizado trece registros y 40 detenciones

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No son los términos habituales cuando hablamos de bandas violentas: hacking, wallet, cupones de criptodivisas, phishing. Pero son los que utiliza la Policía Nacional para describir la actividad de la estructura de financiación de los Trinitarios en España. Llegaron a defraudar hasta 700.000 euros con estafas y técnicas de tipo informática. Nada de ir atracando a adolescentes en plazas y calles. Esto era ingeniería financiera. Un centenar de personas han sido estafadas. Hay 40 detenidos.

"Es un duro golpe a la sección financiera de los Trinitarios", valora Alberto Pico, uno de los agentes que ha participado en el desmantelamiento de esta estructura. "La organización criminal utilizaba herramientas de hacking y logística empresarial para la realización de estafas informáticas", explica la Policía Nacional.

En los registros se han localizado listados de más de 300.000 clientes de organizaciones bancarias a los que podrían haber enviado mensajes fraudulentos para intentar estafarlos. Las víctimas reales son muchas menos. Los agentes tienen pruebas de 98 víctimas de sus estafas informáticas. "La mayor cantidad estafada a una sola persona está entre los 30.000 y 40.000 euros", añade uno de los investigadores.

Collares y simbología de los Trinitarios

Los Trinitarios son una banda violenta de origen latino. En los registros se han encontrado collares y simbología habitual de la banda. El dinero que obtenían les permitía pagar los honorarios de los abogados de los pandilleros que están en prisión, así como enviar a los encarcelados dinero para su vida entre rejas. También compraban droga para su reventa posterior y armas para sus enfrentamientos con miembros de pandillas callejeras rivales. También, según la Policía, enviaban dinero a cuentas bancarias en el extranjero y compraban inmuebles en República Dominicana.

La sospecha comenzó cuando agentes de la Unidad Central de Ciberdelincuencia comprobaron que algunos supuestos miembros de los Trinitarios utilizaban tarjetas bancarias de otras personas para adquirir criptoactivos. Algunos de los líderes del grupo operaban con herramientas de hackeo informático para estafar a clientes de una entidad financiera centrada en créditos al consumo mediante técnicas de phising. Con un software específico comprado por el grupo, monitorizaban en tiempo real los datos bancarios de las posibles víctimas, después de que éstas hubieran clickado en un enlace malicioso que habían recibido por SMS. Estos mensajes simulaban ser enviados por la entidad financiera. Eran mensajes que supuestamente les alertaban de un problema de seguridad en su cuenta.

Préstamos a nombre de sus víctimas

Mensajes falsos enviados por los hackers y que, si caían en la trampa, les permitía acceder a sus datos. Cuando lograban esto, solicitaban a su nombre préstamos de concesión inmediata y hacían un uso fraudulento de sus tarjetas de crédito vinculándolas a los monederos virtuales que tenían en sus teléfonos. Con estas tarjetas de sus víctimas compraban cupones de criptodivisas que, tras ser canjeados, pasaban a la cartera virtual como una especie de caja común de la organización para los gastos habituales de la banda. También utilizaban "mulas", recaderos, para recibir transferencias bancarias de esas tarjetas o hacer reintegros en cajeros.

Consiguieron 700.000 euros

Pero disponían aún de otro sistema para exprimir las tarjetas de sus víctimas. Habían contratado Terminales de Pinto de Venta (TPV), los conocidos como datáfonos que hay en cualquier establecimiento comercial, para realizar falsas comprar que cargaban a sus víctimas. Con todas estas estrategias habían llegado a hacerse con 700.000 euros, según los cálculos de los especialistas de la Unidad de Ciberdelincuencia y de la Brigada Provincial de Información de Madrid.

En los trece registros realizados durante la operación en Madrid, Sevilla y Guadalajara se ha intervenido numeroso material informático, 5.000 euros en efectivo, 53 tarjetas bancarias a nombre de sus víctimas, así como literatura relacionada con la banda de los Trinitarios. La mayoría de los detenidos tiene antecedentes y, además de dos hackers, hay entre ellos altos cargos de la organización. Uno de los detenidos es el "Suprema" del Coro de Orcasitas. O, lo que es lo mismo, el cabecilla del grupo en ese barrio madrileño. También el llamado "Guerrero" de ese mismo Coro, el encargado de planificar las operaciones. Y otros cabecillas que se encargaban de la disciplina de los miembros más jóvenes. Las puertas derribadas por agentes del GEO de la Policía Nacional y de otras unidades especializadas fueron el comienzo del final de toda esta estructura financiera.

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