Volcán La Palma

Algunos vecinos de La Palma se saltan las prohibiciones y vuelven a sus casas a pesar de la presencia de gases tòxicos del volcán

Algunos vecinos llevan desde hace seis meses viviendo en sus casas porque no tienen otro lugar al que ir.

Un grupo de vecinos de La Palma se saltan las prohibiciones de quedarse a vivir en sus casas a pesar de la presencia de gases tòxicos del volcán

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Han pasado más de dos años de la erupción del volcán de La Palma, y algunos lugares siguen en zona de exclusión por la presencia de gases tóxicos. Son los pueblos costeros de Puerto Naos y La Bombilla, donde las mediciones siguen dando altos niveles de dióxido de carbono, según los científicos, incompatibles con la vida en algunos casos.

Los vecinos tienen permiso, a través de un código QR, para acceder a sus viviendas pero por un tiempo limitado. Sin embargo, algunos vecinos han decidido entrar y quedarse a vivir. Un equipo de Antena 3 ha conseguido entrar en el barrio de La Bombilla, lo hace con los permisos pertinentes y acompañados de un equipo de Medio Ambiente.

Ya dentro del pueblo, comprobamos que algunos vecinos llevan desde hace seis meses viviendo en sus casas. Es el caso de Aarón. No tienen otro sitio a donde ir y decidió regresar a su vivienda. Asegura que siempre tiene a mano un aparato para medir la presencia de gases tóxicos. "Ahora mismo marca 600, a partir de 1000 el aire empieza a ser de mala calidad", dice este vecino de La Bombilla.

"Si en algún momento me salta la alarma, apunta Aarón, abro las ventanas y pongo el ventilador, y enseguida baja el marcador. Tampoco me pueden obligar a salir de mi casa sabiendo que el aire está bien", señala. "Nunca he negado que los gases existieran,otra cosa es que no se pueda estar aquí", asevera.

En La Bombilla vivían unas 300 familias que fueron desalojadas el mismo día de la erupción, el 19 de septiembre de 2021. Aarón asegura que hay muchas casas vacías, que "muchos de sus vecinos no vienen por la presión policial o por la psicosis de lo gases".

Pero, como él, otro cincuenta habitantes del pueblo han decidido saltarse las restricciones. Es el caso de Ricardo. Es pescador y asegura que, como en su casa al lado del mar, no se está en ningún sitio. "De aquí no me pienso marchar", apunta este otro vecino de La Bombilla.

Sin embargo, hay otros que prefieren esperar. Eso es lo que piensa Miguel, tiene permiso para ir todos los días y comprobar el estado de su vivienda. Pero Miguel no se queda por la noche: "Pienso que no es conveniente".

Todos los vecinos tienen en casa unos medidores para vigilar la calidad del aire. Pero los bomberos también acuden diariamente para hacer mediciones en las calles y los alrededores. Mientras tanto, algunos vecinos intentan convivir con la huella del volcán que aún permanece en el pueblo. les ha dejado el volcán.

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