Inmigración Canarias
Amina, una menor marroquí que abandonó su país: "Quiero trabajar para ayudar a mi familia"
Hace tres años era muy raro que chicas jóvenes llegaran solas en cayuco, pero desde 2023 la cifra ha crecido significativamente. Ellas mismas nos cuentan cómo es su vida en estos centros: "Quiero trabajar para ayudar a mi familia y buscar un futuro".

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Al este de Gran Canaria se encuentra el municipio de Telde, que cuenta desde septiembre de 2023 con un centro en el que conviven 15 niñas de origen subsahariano. Se trata de un grupo reducido porque el trabajo que se hace con ellas es diferente, y es que todas arrastran experiencias traumáticas, ya sean en sus países de origen o en la travesía desde África a Canarias.
Tal y como cuenta una de sus educadoras, Fatine Ibnoutelab, son menores que cuentan con una ayuda psicológica para poder aliviar esos traumas: "Suelen ir mensualmente al psicólogo, o el especialista viene al centro cuando tienen cita, pero aún así, si en un momento concreto lo necesitan, se les ofrece ese respaldo, aunque no esté agendado".
Sus días están repletos de actividades que se incluyen dentro de una rutina. Fatine asegura que son niñas muy educadas y que ya tenían interiorizadas algunas normas de convivencia cuando llegaron: "No hace falta estar detrás de ellas, tenemos un listado para que sepan lo que les toca cada día. Lo que queremos es que se sientan como en casa, y el día a día debe ser como tal. Deben cumplir las normas y sus obligaciones como cualquier persona".
Además de las tareas de la casa, también aprenden español. Kristel es una de las trabajadoras de Quórum Social 77 que les enseña Matemáticas o Lengua pero que también las reúne para hablar sobre cómo van las cosas: "Al final, ésta también es una forma de unirnos y de que ellas aprendan el idioma".
Ayudar a sus familias, el principal motivo por el que las niñas emigran
"Mi familia es pobre, mi padre está malito y necesitamos dinero para ayudarlo. Yo quiero trabajar para ayudar a mi familia y buscar un futuro". Estas son las palabras de Amina, una niña marroquí de 16 años que salió de su país hace más de dos años y medio. Ella intentó arribar a Canarias tres veces. Los dos primeros intentos resultaron frustrados porque la embarcación fue captada por la Policía, pero a la tercera lo consiguieron y desembarcaron en Lanzarote. Amina era la única chica que estaba en el cayuco pero asegura que pasó una buena travesía con el resto de hombres, a pesar de que no los conocía de nada.
Fatou es otra de las menores que vive en el hogar de Telde. Ella llegó en octubre de 2023 y, desde entonces, su vida ha cambiado por completo: "Tengo una vida estable. Aquí estoy mejor que en Senegal". A pesar de la distancia, ella cuenta con la suerte de hablar diariamente con sus familiares.
Aumenta la cifra de niñas que buscan una vida mejor
Las ONG aseguran que hace algo más de tres años, era inusual que una niña llegase en cayuco. En ese momento, eran casos aislados y las que cruzaban el Atlántico procedían de Marruecos, pero desde el pasado año se registra una llegada significativa de niñas que vienen tanto solas como acompañadas de algún familiar, tal como un hermano o una prima, y que son, principalmente, subsaharianas.
En ese caso, cuando se detectan los lazos familiares, se intenta siempre que no se pierdan. Fatou y Coumba son un claro ejemplo de ello, y es que son dos primas que partieron juntas desde Senegal y que ahora viven en el mismo hogar. Antonio, trabajador de Quórum Social 77, asegura que normalmente suelen estar en el mismo hogar si son hermanas o primas, y que si no se pudiese dar la convivencia, "los trabajadores sociales se encargan de que haya encuentros semanalmente o mensualmente".
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