En 2017 se abrieron más de 400 peluquerías masculinas. El negocio no deja de crecer gracias a la fuerza del movimiento 'hipster'. Sin embargo, es un comercio cargado de machismo, considerado un trabajo hecho por y para hombres.
Andrea y Ana son dos barberas que luchan contra la discriminación de género que sufren las mujeres en este sector. "A mí me han llegado a decir que por qué arreglo barbas si no tengo barba", asegura Andrea.
En 2015 se creó el club de barberas para combatir los comentarios machistas que miles de mujeres sufren día a día por el hecho de trabajar como barberas. El grupo ya se compone de 100 mujeres en España.
Aunque, poco a poco, las mujeres están consiguiendo abrirse camino en las barberías, todavía tienen que "demostrar más que el resto para conseguir lo mismo", según Andrea.
Las barbería son un sector más de los muchos en los que las mujeres siguen luchando por ser reconocidas. Los clientes de Andrea y Ana no hacen distinciones de género y ellas están dispuestas a seguir trabajando en lo que más les gusta.
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