El buque Oceanográfico Ángeles Alvariño, encargado de la búsqueda de las niñas Anna y Olivia y de su padre Tomás Gimeno, tiene el nombre de una prestigiosa científica gallega nacida a principios del siglo XX.
El Angeles Alvariño es un buque del Instituto Español de Oceanografía. Lleva un sonar de barrido lateral y un robot submarino, Sondea día y noche, a baja velocidad y en zigzag la costa de Santa Cruz de Tenerife. Así han localizado el cuerpo sin vida de Olivia, la mayor de las dos hermanas, que estaba dentro de una bolsa de deporte. Su padre,Tomás Gimeno, la lanzó al mar amarrada a un ancla.
Ángeles Alvariño González, pionera en su época
Es la primera vez que en España se utiliza un recurso científico como este gran buque para localizar personas. La puesta en marcha cuesta cada día unos 10.000 euros, contando los gastos de la tripulación, víveres y carburante. El Angeles Alvariño lleva a bordo a 27 personas, entre tripulantes, técnicos y científicos. A esta misión de búsqueda de los cuerpos de Anna, Olivia y Tomas Gimeno, se le ha sumado también la incorporación de agentes de la Guardia Civil ocupados en la investigación.
El buque oceanográfico, que toma el nombre de la prestigiosa científica española Ángeles Alvariño González, mide algo más de 46 metros de eslora. Se trata de lo las dos embarcaciones más grandes con las que cuenta el Instituto Español de Oceanografía.
Tristemente, estos últimos días, hemos oido mucho el nombre de Angeles Alvariño, que nació un 3 de octubre de 1916 en Serrantes, un pequeño pueblo costero de Galicia. En 1934 se trasladó a Madrid para estudiar Ciencias Naturales pero, a causa de la Guerra Civil, se cerraron las aulas y tuvo que regresar a Galicia. Durante este tiempo aprovechó para aprender francés e inglés. Pudo continuar sus estudios tras la guerra y se licenció en 1941. Después de algunos años como profesora de instituto, se fue a Madrid junto a su marido, que era militar y había sido destinado en el Instituto Español de Oceanografía.
Una carrera internacional
A los 34 años, Alvariño se incorporó como becaria. Dos años después consiguió una plaza de bióloga en el Centro Oceanográfico de Vigo y empezó a estudiar el zooplancton. En 1953 recibió una beca para seguir estudiando en Reino Unido. Allí se convirtió en la primera mujer científica en trabajar a bordo de un barco británico de investigación. Tres años viajó a Estados Ubidos para seguir sus investigaciones bajo la tutela de otra pionera: Mary Sears, quien la recomendó para ocupar un puesto en el Instituto Scripps de Oceanografía, en California, donde permaneció hasta 1970.
Continuó su carrera en otra prestigiosa institución americana, la NOAA, donde estudiaría las larvas de peces en el plancton. Ángeles Alvariño describió 22 nuevas especies planctónicas para la ciencia. En 2005 falleció y desde 2012 uno de los buques oceanográficos más avanzados de la flota española lleva su nombre.