Bandas juveniles
Artur, ex líder de una banda juvenil: "Lastimé a gente que ni siquiera conocía"
Artur y Jenny han formado parte durante años de bandas juveniles. Durante ese tiempo han vivido muchas situaciones de violencia. En esos grupos lo habitual es el uso de cuchillos, machetes y katanas… para enfrentarse a grupos rivales. Pero en los últimos tiempos los expertos alertan de un aumento de armas de fuego entre en este colectivo.
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Durante 15 años, Artur fue uno de los líderes de una banda juvenil. Llegó a tener bajo su mando a unos 34 miembros. Reconoce que al principio le captaron invitándole a drogas, fiestas, sexo, alcohol y eso le proporcionó mucha popularidad. No podía salir de casa sin un arma, ya fuera con un cuchillo o un machete, porque asegura en cualquier momento podría aparecer por la calle alguien de la banda rival y necesitaba defenderse. Afirma que en ocasiones agredió a gente que ni siquiera conocía.
Armas de fuego
Este ex pandillero cree que es relativamente fácil conseguir armas de fuego, que todo el mundo conoce como funciona el mercado negro. El dinero para pagar las armas lo consiguen de robos y de tráfico de drogas. También recurren en muchas ocasiones a armas detonadoras, más conocidas como armas de fogueo. Y que también es relativamente fácil trucar este tipo de armas.
El forense criminalístico experto en armas José Jiménez cree que la mayoría de estos grupos acuden a poblados marginales donde se puede acceder a este tipo de armas. Y reconoce que desde 2017 ha aumentado un 18% las incautaciones de armas de fuego a estas bandas juveniles.
En Madrid, los últimos tiroteos a jóvenes fueron a las puertas de dos discotecas en Fuenlabrada y Alcorcón.
El papel de la mujer en las bandas juveniles
Jenny entró a formar parte de la banda siguiendo a su novio. Su papel era acercarse a los chicos de otros grupos para obtener información de las bandas rivales. Desde el principio tuvo contacto con las armas y el primer cuchillo que ella consiguió lo robó de su propia casa. ¨Cuando se producía un enfrentamiento entre bandas, éramos nosotras las mujeres las que nos las escondíamos para que la policía no se las encontrara a los chicos del grupo¨.
Reconocen que es muy complicado salir de estos grupos, porque se les somete a una vigilancia extrema para que no abandonen el grupo.
Ambos han conseguido salir, gracias al Centro de Ayuda Cristiana. Ahora intentan recuperar una vida alejada de la violencia.
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