Los profesores han comenzado estos días a preparar las aulas de cara a la vuelta al colegio en septiembre que, tal y como anunció ayer la ministra de Educación, Isabel Celáa, será presencial.
Esta es la propuesta: dividir a los niños en dos grupos. Un grupo que irá desde el primer curso de Infantil hasta los alumnos de 10 años, que formarán 'burbujas' de hasta 20 alumnos que solo tendrían relación entre ellos y no llevarían mascarillas. Y otro grupo, desde los 10 años en adelante, que sí tendrán que llevarla si no se guarda la distancia de seguridad, salvo cuando estén sentados en el pupitre.
Además los profesores deben encargarse de ventilar las aulas entre clase y clase y se limpiaría al menos una vez al día el aula y tres veces los baños.
Los docentes trabajan ya para tener todo listo de cara al inicio de curso y han comenzado a dividir las aulas de los centros tal y como establece la nueva normativa.
Aun así, este nuevo modelo en enseñanza presencial ha desatado las quejas de los sindicatos, que piden aumentar las plantillas de docentes para poder implantarse las medidas anunciadas. Además critican que haya habido cambios de criterios en las últimas semanas.
La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) ha recordado que antes se habló de mezclar clases presenciales y "online", un límite de 15 alumnos por aula o dar clases en gimnasios y, ahora, se planea "una vuelta normal, como si nada hubiera pasado". "Exigimos una reunión urgente con los sindicatos para abordar de manera negociada la apertura de centros en septiembre, con medidas sanitarias y curriculares efectivas, acordes a la nueva realidad", ha señalado CSIF.
Desde CCOO, Francisco García, también ha criticado que ha antes de hablara de una ratio de 15 y ahora de 20 o que la distancia interpersonal haya pasado de 2 a 1,5 metros. CCOO no entiende además que la ministra pida un responsable sobre coronavirus en cada centro cuando los temas de seguridad son competencia de las administraciones.