La demolición del edificio de la calle Toledo, en Madrid, afectado por una explosión de gas en la tarde del miércoles, será una labor compleja. Primero se tienen que desmontar los tres pisos superiores desde fuera y según se vayan desmantelando los expertos verán si surgen nuevos problemas. Los técnicos y bomberos han evaluado el estado del edificio desde una grúa porque es peligroso estar dentro.
De momento, lo urgente era asegurar la zona, sobre todo, las conducciones de gas de todo el barrio y las estructuras de los edificios colindantes.
A primera hora han comenzado las labores de desescombro, han retirado los vehículos destrozados y los bomberos han revisado la estructura. Desde una grúa a más de 50 metros los bomberos y técnicos del Ayuntamiento inspeccionan la estructura, sacan fotos y evalúan las plantas más afectadas. Las tres últimas plantas del edificio han sufrido daños importantes y tendrán que ser demolidas.
La demolición comenzará hoy mismo y tendrá que ser desde fuera del edificio porque no se puede garantizar la seguridad del mismo. Se hará mediante cestas y grúas de gran calado que permitirán ir eliminando los forjados o las distintas partes afectadas.
Según los investigadores, una fuga de gas y una acumulación de éste hizo que saltara todo por los aires. Como consecuencia, han fallecido cuatro personas: David, el electricista que revisaba la caldera, Rubén, el sacerdote y dos viandantes. La tragedia pudo ser aún mayor. A esa hora hora cualquier día normal hubiese estado el patio lleno de niños porque a un lado hay un colegio y al otro una residencia de ancianos.
Algunos vecinos han podido entrar a sus casas a recoger algunas pertenencias pero de momento no podrán regresar.