Después de semanas de incertidumbre, el Gobierno ha dado un adelante en la gestión del nuevo curso escolar a partir de septiembre. La ministra de Educación, Isabel Celáa y las comunidades autónomas se reúnen esta mañana, una cita en la que les transmitirá el anuncio que hacía este miércoles: en septiembre vuelven las clases presenciales para todos los alumnos.
Desde 5º de Primaria, con 11 años, hasta Bachillerato, con 18, los alumnos estarán separados por metro y medio en sus pupitres. Sentados en sus mesas y, solo con esa distancia, podrán evitar ponerse la mascarilla, que para ellos sí es obligatoria en todo el colegio.
Los alumnos de Infantil, con 3 años, hasta 4º de Primaria volverán al colegio sin distancias y relacionándose con sus compañeros. La mascarilla no será obligatoria para ellos y en las clases deberá haber con un máximo de 20 niños.
"Eso no quiere decir que el resto no vaya al centro, sino que estará en otro espacio", aseguraba la ministra de Educación. Se adaptarán como aulas otros espacios, como las "bibliotecas, comedores".
Y se crearán 'burbujas' o "grupos de convivencia estable": las clases de 3 a 10 años funcionarán como familias. Los alumnos podrán moverse con libertad, pero si salen y se mezclan con otros niños, la mascarilla si será necesaria. "Si hay transmisiones en un grupo que no repercuta en el grupo siguiente", ha explicado el epidemiólogo Fernando Simón.
Las propias aulas "se podrán utilizar para comer". Según recoge el borrador, la comida podrá ser servida a través de "carros calientes con bandeja" de forma que se mantengan las burbujas de alumnos.
El Ministerio de Sanidad ha propuesto que los recreos sean con horarios escalonados y que se delimiten las zonas en el patio. Preocupan posibles contagios por avalanchas a la salida de clase ya que, según Simón, "hay aglomeraciones que eche por tierra el esfuerzo que se hace dentro del colegio".