Volcán La Palma
Así trabajan los equipos de medición del aire para conocer la posible evolución del volcán
La UME se encarga de medir la calidad del aire gracias al análisis de los agentes químicos, como el monóxido de carbono o el dióxido de azufre.
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Los expertos coinciden en que lo mejor es que la colada corra con fluidez hasta el mar. Allí se genera la gran delta y nuevas especies. Esta delta se continúa generando, pues la lava no deja de caer al mar.
Lo que más preocupa es la delta y cómo afecta la colada una vez que llega al mar. También preocupa el choque o choque térmico que puede generar y cómo puede la flora y la fauna de la zona enfrentarse.
Situación del volcán
La situación con el volcán en erupción en La Palma es destructiva en tierra debido a que es un volcán terrestre. Aparentemente, no está teniendo grandes repercusiones en el océano. Sin embargo, el contenido de oxígeno y la temperatura han variado sobre de 10º a 15º en tres días.
La erupción del volcán continúa transformando la isla de La Palma. Las últimas mediciones indican que ladelta tiene de largo unos 475 metros, desde el acantilado. Este territorio tiene unas 28 hectáreas. Se espera que la lava continúe aumentando ese terreno.
El comportamiento del volcán mantiene en alerta a los servicios de emergencia, que cada día tienen que tomar nuevas medidas. Varían las zonas de confinamiento y aumentan las zonas de exclusión.
La Guardia Civil es quien delimita estos cambios. El volcán les ha obligado a cortar caminos y carreteras para que, ni turistas ni vecinos, accedan a las zonas que se encuentran restringidas.
El volcán continúa activo, por ello hay que continuar con la toma de medidas. La nube que genera el volcán se vigila de forma permanente, pero también la previsión del tiempo. Esta ayuda a anticiparse a su evolución.
Así trabajan los equipos de medición
Los equipos de medición del aire trabajan durante todo el día para conocer cómo podría ser dicha evolución del volcán de La Palma. Estos equipos controlan los niveles para ajustar las decisiones al riesgo al que se enfrenta la población.
El aire es una amenaza para la salud de los efectivos. La UME se encarga de medirla. Para ello calculan las emisiones de los agentes químicos, como el monóxido de carbono o el dióxido de azufre.
Para calcular las emisiones tienen que llevar un traje especial. Este traje protege al efectivo del calor. Se complementa con una máscara para protegerse antes los gases, ya que trabajan a pie de magma y se aproximan todo lo posible al volcán para conseguir resultados precisos.
Se desplazan mediante un vehículo, también especializado para tomar las muestras de aire en tiempo real con una serie de sensores. Estos pueden medir el aire desde el vehículo, que está montado sobre una plataforma pantalla con gran movilidad.
El viento en este caso también juega un papel importante, ya que depende de él el acercamiento de la nube tóxica. Las condiciones meteorológicas impiden la dispersión de gases, por lo que empeora el estado del aire.
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