También trabajaron en el caso de Ana Julia, la asesina del pequeño Gabriel, tan recordado como el de José Enrique Abuín, asesino confeso de Diana Quer. 'El Chicle' comenzó su interrogatorio hablando de un atropello accidental y terminó reconociendo el asesinato y llevando a la Guardia Civil hasta el cadáver. Fueron diez horas de interrogatorio. Un experto, el psicólogo y teniente coronel de la Guardia Civil González dice que "una persona inocente colabora, no tiene reparos en decir dónde ha estado, cuándo ha estado, qué ha hecho".
Son siempre dos agentes los que toman declaración a un detenido. Uno pregunta y el otro analiza las respuestas y las reacciones. Un interrogatorio no se improvisa: los agentes acumulan información previa y dejan que el detenido hable libremente. En una segunda fase las preguntas son más concretas y ponen sobre la mesa las contradicciones. 'El Chicle' comenzó diciendo que la noche del crimen salió a robar gasolina con su mujer, "pero el teléfono de la mujer no se movió de casa", recuerda el coronel Corbí, exjefe de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil.
Antes de un interrogatorio los agentes acumulan indicios sobre el comportamiento cotidiano del sospechoso y también indicios observacionales: datos sobre su vida, aficiones, amigos... Según el capitán Reina: "Nosotros, más que derrumbar, lo que hacemos en observar su conducta". Intentan establecer una relación de confianza con él. Motivarles para que entiendan que lo mejor es que confiesen: "Se quiso liberar, por lo menos, contando donde estaba el cuerpo".
Y todo se hace contra el reloj porque solo disponen de 72 horas para lograr una confesión. Después tiene que intervenir el juez.