Así transforma la isla el volcán de La Palma extendiendo su superficie

El volcán de La Palma cumple dos semanas este domingo sin signos de que su actividad vaya a terminar. El mundo entero está siendo testigo en directo a la transformación de una isla, un proceso por el que algunos palmeros, los de más edad, han vivido ya en tres ocasiones. Hace 50 años vivieron la erupción del Teneguía y hace 72 años la del volcán de San Juan, que se parece mucho al de ahora. Las bocas de ese volcán están muy cerca, en la misma dorsal de Cumbre Vieja, y también las coladas de lava.

La lava destruyó casas en su camino al mar y allí formó una fajana. También fue cayendo por un acantilado y formó una plataforma. Las leyes de entonces permitieron traer tierra, echarla sobre el malpaís, y crear ahí una zona de plataneras. Según las autoridades competentes, la gestión será totalmente diferente en este nuevo delta. Antiguamente se podía construir, ahora probablemente será un centro de investigación para actividades vulcanológicas o una reserva marina.

Además de viviendas, la lava está destruyendo muchas zonas de gran interés como la playa de Los Guirres, conocida por sus olas. En estos momentos está completamente sepultada, desaparecida debido al delta.

El responsable técnico del Pevolca ha afirmado que la superficie afectada por la erupción es de 399 hectáreas, 52,5 más que ayer y la anchura del frente lávico tiene 950 metros. Hay 30,7 kilómetros de carreteras inutilizadas y las edificaciones destruidas son, de acuerdo al último dato de Copernicus, 946 mientras que otras 128 están dañadas o en riesgo.

El dispositivo que trabaja en esta erupción, más de mil personas sobre el terreno, sabe que lo que sirve para hoy no lo es para mañana, según ha manifestado el jefe de los servicios de Emergencias del Cabildo de Gran Canaria, Federico Grillo, que reconoce que se trata de una emergencia nunca vista por un operativo.