Imagen de archivo de un hombre fumando cannabis

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INFORME PROYECTO HOMBRE

Aumenta el consumo de cannabis y baja el de alcohol en personas con adicciones

El informe también ha desvelado que el tiempo medio de consumo antes de iniciar un tratamiento se sitúa en 19 años. En 2015, 3.034 usuarios han comenzado un tratamiento de

desintoxicación. De ese total, un 30% ha tenido problemas médicos y un 14,7% sobredosis. Mientras que un 21,7% ha ingresado en prisión por un motivo vinculado con el consumo de drogas.

El perfil de las personas con problemas de adicción que acuden a Proyecto Hombre ha variado en los últimos tres años, en los que se aprecia una tendencia descendente del consumo de alcohol (3 % menos), al tiempo que aumenta el de cannabis (4 % más).

Esta es una de las principales conclusiones del informe 2015 del Observatorio Proyecto Hombre presentado este jueves, y que pone de manifiesto que el perfil de la persona que acude a esta asociación para tratar sus adicciones es el de un hombre (en el 85 % de los casos), de 37 años, con empleo (68,7 %) y soltero (60 %). El alcohol (38,9 %) y la cocaína (30,8 %) son las sustancias principales por las que estas personas demandan tratamiento -suponen el 69,7 % de las admisiones en Proyecto Hombre- y el cannabis es la tercera sustancia (11,4 %), mientras que el policonsumo supone el 11,5 % y los opiáceos significan una parte muy pequeña (4,2 %).

El perfil de los consumidores varía en función de la sustancia.

En cuanto al alcohol, la edad media de inicio en el consumo es de 15 años, la de comienzo del tratamiento los 44, suele ser una persona que convive con su familia y hay un mayor porcentaje de desempleados.

El consumidor de cocaína inicia su adicción a los 20 años y comienza el tratamiento a los 36. En el 39,2 % de los casos tiene problemas de pareja, el 48,8 % vive con su familia, son los que más acceden a un empleo (30 %) y presentan mayores deudas económicas.

Los 16 años es la edad media de inicio de consumo de cannabis, y los 28 la de comienzo del tratamiento. El 18,8 % tiene estudios superiores y suelen ser personas que viven con sus padres, aunque es el perfil con mayores problemas familiares y, al mismo tiempo, los que menos problemas sociales y de salud presentan.

En cuanto a los opiáceos, la edad media de inicio en el consumo son los 25 años y la de tratamiento los 40 y entre ellos se observa un mayor porcentaje de personas sin estudios, que viven solos y tienen más problemas sociales y de salud que el resto.

También se observan algunas diferencias por sexos. Ellos suponen el 85,3 % del total de personas que acude a Proyecto Hombre y su media de edad se sitúa en los 37 años. El 61,2 % son solteros frente al 47,1 % de las mujeres, conviven en mayor porcentaje con sus padres (un 9,5 % más que las féminas), y sus ingresos son más estables, aunque tienen más deudas.

El consumo de cocaína es mayor que en el caso de las mujeres (un 10,4 % más) y la edad de inicio es más temprana en todas las drogas. Además, tienen más problemas con la justicia (un 24 % más) y han ingresado en prisión en mayor grado que ellas (un 13 % más).

La edad media de las mujeres es de 39,6 años y el 31,9 % de ellas está separada o divorciada (un 13,2 % más que en el caso de los hombres) y suelen convivir más en pareja o con hijos que los varones. Presentan mayores problemas de pareja y familiares y también tienen una mayor dependencia económica.

El consumo de alcohol es un 10,3 % superior al de los hombres y se sitúa en el 47,7 %, un incremento que se aprecia especialmente a partir de los 38 años.

Entre las conclusiones de este informe, Proyecto Hombre destaca que el tiempo medio de consumo antes de iniciar el tratamiento es elevado y se sitúa en 19 años. También ha destacado que del total de las personas que han iniciado tratamiento en algunos de los 27 centros repartidos en 15 comunidades autónomas (un total de 3.034 usuarios), el 30 % ha tenido problemas médicos y el 14,7 % ha tenido alguna vez una sobredosis. Casi un 70 % ha tenido algún problema con la justicia, un 67,7 % ha sido acusado en alguna ocasión de un delito y un 21,7 % ha ingresado en prisión por un motivo directamente vinculado con las drogas.

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