La plaza Sant Jaume de Barcelona acoge cada año un montaje navideño oficial del Ayuntamiento de Barcelona, que comanda Ada Colau. El año pasado se creó polémica por el pesebre flotante que emulaba con siluetas blancas el nacimiento de Jesús. Este año ha vuelto a suscitar el debate.
Una enorme mesa cubierta de musgo con sillas de distintos estilos y motivos, un poema sobre la estrella fugaz, platos con mensajes sobre el arte, la bondad y la belleza… El pesebre, obra de Sebastiá Brosa, versa así una típica cena familiar navideña. Aunque algunos barceloneses han interpretado en dichos mensajes una indirecta política sobre el process, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha declarado que no hay significado político, pero que cada uno puede interpretarlo ‘como quiera’.
Los ciudadanos de la capital catalana tienen opiniones contrapuestas sobre el pesebre. A los más clásicos no les agrada, ya que no representa el típico nacimiento, mientras que a los más originales les ha encantado.