Bernardo Montoya, el acusado de la muerte de Laura Luelmo, ha llegado esta madrugada a la Prisión Provincial de Huelva, adonde lo ha enviado la titular del Juzgado de Instrucción 1 de Valverde del Camino (Huelva), y se ha mostrado desafiante con los funcionarios, exigiendo mantas. Montoya se encuentra en un módulo de aislamiento, según fuentes penitenciarias, donde cumplirá los primeros días de la prisión provisional, comunicada y sin fianza impuesta por la magistrada que investiga el asesinato de la joven zamorana en la localidad onubense de El Campillo (Huelva).
A la cárcel de Huelva ha llegado poco antes de las cuatro de la madrugada, tras presentarse ante la jueza la tarde anterior. Según las fuentes, Montoya se está comportando desde el primer momento como "un preso profesional", dirigiéndose en todo momento a los funcionarios "mirándoles a los ojos, desafiante y exigiendo cosas en lugar de pedirlas".
Con esa actitud, nada más pasar por el módulo de entrada y dejar sus pertenencias personales, se ha dirigido al funcionario que le custodiaba para pedirle que le diera más mantas de las que tenía asignadas, mientras le era igualmente asignado un preso “de confianza”, que será el único con el que tendrá contacto directo en los primeros días de su reclusión. De hecho, la zona en la que se encuentra es un lugar de aislamiento de la cárcel de Huelva, con acceso al patio de un reducido número de internos, y el preso asignado para acompañarle será cambiado en función de la actitud de Montoya en los próximos días.
Señalan las mismas fuentes que Bernardo Montoya se encuentra aislado del resto de presos "por su propia seguridad", dado que los presos que son ingresados por violación o delitos contra menores son especialmente susceptibles de ser atacados por el resto de presos, y en este sentido hay precedentes de este interno con otros presos en los 23 años que ya ha estado en prisión. Cuando ha llegado a la cárcel, el primer examen señala que se encuentra físicamente bien, "en el mismo estado que cuando salió en octubre", por lo que su paso por la enfermería ha sido de tan sólo unos minutos.
El ingreso en prisión del asesino confeso de Laura Luelmo ha llevado "cierta tranquilidad" a la localidad de El Campillo, como ha explicado su alcaldesa, Susana Rivas, que se ha mostrado "satisfecha" por la resolución inicial de este asunto, la cual ha llevado mucho más que intranquilidad a los 2.000 habitantes de este pueblo desde que el pasado lunes se conociese que se había encontrado el cadáver de la joven zamorana.
Susana Rivas ha recordado que lo que querían en el pueblo es "que se hiciera justicia y se está actuando para ello", tras lo que ha pedido "que pague por todo el daño que ha generado a Laura, a su familia y a todo el pueblo de El Campillo". Rivas ha defendido que se lleven a cabo "las reformas oportunas" para evitar que se repitan casos como el de Laura, al enfatizar que ha sido presuntamente asesinada por un hombre con un historial delictivo tan grave como el de Bernardo Montoya. La alcaldesa del municipio onubense ha entendido que los sucesos que ha vivido su pueblo en estos días demuestran que "hay casos excepcionales en los que no es posible la reinserción".