Botellón Valencia

Botellones y aglomeraciones en la primera noche sin toque de queda en Valencia

La primera noche sin el toque de queda se ha saldado con gente sin mascarilla y colas para entrar en las discotecas.

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Parece que los jóvenes de la Comunidad Valenciana tenían ganas de salir, el primer día sin toque de queda deja imágenes por toda la comunidad de gente bebiendo en las playas, en muchas zonas de fiesta y demasiados ciudadanos sin mascarilla.

Estos grupos de jóvenes no han tardado ni un día en volver a las calles tras el fin de la prohibición de la movilidad nocturna, la primera noche sin ese toque de queda se ha saldado con aglomeraciones sin mascarilla y con colas para entrar en las discotecas.

En la plaza de Honduras de Valencia anoche solo se escuchaba los gritos de "hemos venido a emborracharnos y el resultado nos da igual".

Pero parece que a los que a los que no les da igual son a unos vecinos desesperados que ven como con el fin del toque de queda se recrudece su principal problema, las aglomeraciones de gente haciendo botellón, los vecinos aseguran que no están viviendo, que están malviviendo en ese barrio, que muchos han emigrado y que la situación ya es insoportable, otros afirman que a las 3 y las 4 de la mañana los jóvenes continúan en la plaza de Honduras.

Muchos vecinos ven como la proliferación de locales de restauración y de ocio nocturno, atrae al botellón y al incivismo a este barrio de Valencia, antes en muchos locales había una clínica dental o fruterías y ahora mismo solo hay locales de ocio nocturno e incluso no hacen más que abrir van a abrir franquicias de bebida low cost. En total hay 80 locales en este barrio residencial.

Actuación de la Policía Local

Los vecinos se quejan de que la policía no acude y que tiene que actuar como toca. Noche tras noche parece que los vecinos de este barrio de Valencia viven en el mismo infierno. Cada mañana la misma rabia ya que en las fachadas de los edificios se puede ver cómo muchos carteles cuelgan con los letreros de "stop ruido y tenemos derecho al descanso"

Por las noches los vecinos organizan caceroladas para espantar a los jóvenes, pero de momento el resultado parece no ser efectivo.

Hasta ahora, su sueño y su salud siguen a merced, de los que ignoran las normas con o sin pandemia.

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