Cuatro millones de niños disfrutan cada año de alguno de los campamentos de verano que se ofertan en nuestro país.
Este año la mitad de estos negocios no han podido abrir, bien por no poder hacer frente a las nuevas medidas, bien porque no han querido arriesgarse por el coronavirus.Los que lo han hecho, siguen estrictos protocolos de seguridad y de higiene debido al coronavirus.
Cumpliendo con el distanciamiento social como primera medida en el campamento comienza un verano atípico para muchos menores ya que toca adaptarse a la nueva normalidad.
Uno de los monitores indica que todos los días proceden a lavar todo el material utilizado con productos especiales para evitar posibles contagios de coronavirus.
En algunos campamentos gran parte del día lo pasan al aire libre realizando actividades, la mayoría acuáticas o en el campo.
Cada uno de los niños trae su desayuno para evitar compartir alimentos durante el coronavirus.
Otros campamentos han decidido no abrir debido al coronavirus. La mitad de ellas no lo han hecho y las que han abierto sus puertas apenas tienen ya alguna plaza libre.