Publicidad

EL RUIDO 'AMARGA' LAS FIESTAS A LOS VECINOS

La cara menos divertida de los carnavales

Los carnavales han dejado de ser una fiesta y se han convertido en un martirio para los sufridos vecinos que viven en las zonas de celebración, por el ruido y la suciedad.

Nunca llueve, desde luego, a gusto de todos. Los carnavales son la gran cita de la fiesta y la alegría para muchos, pero para otros suponen un auténtico martirio, ¿por qué? por el ruido y la suciedad que acompaña a las fiestas y que sufren los vecinos de las zonas de celebración.

Los vecinos hablan, por ejemplo, de cómo tiembla toda la casa con la música porque llegan a registrar dentro de sus hogares hasta 71 decibelios cuando el límite permitido son 25. Y además de los ruidos, la suciedad, los vasos tirados en la calle... El ayuntamiento, por su parte, avanza alguna idea como la de poner cristales aislantes.

Los que viven en esta zona de Las Palmas de Gran Canaria piensan, con esperanza, en el caso de una discoteca de moda en otra zona de la isla que fue finalmente cerrada, y su dueño condenado a dos años y medio de prisión por el exceso de ruido. Pero, de momento, los carnavales están encima y no hay soluciones. Un año más, sus casas volverán a 'vibrar' con la fiesta.

Publicidad