Aceras estrechas, pasos de peatones alejados, cruces con mala visibilidad y aparcamientos escasos para vehículos y autobuses son las principales carencias del entorno de las escuelas.
Durante las horas de entrada y salida de los colegios se producen aglomeraciones en las calles cercanas debido a la gran afluencia de vehículos que transportan a los niños, lo que genera retenciones.
Los centros escolares, en colaboración con los ayuntamientos, deberían tomar medidas oportunas para la seguridad de los menores.
Las mejoras serían: perfeccionar la señalización de la zona, incluso con señales luminosas, controlar la velocidad de los vehículos, revisar el pavimento y comprobar que se mantiene sin oquedades, habilitar zonas de parada y espera en las proximidades para los vehículos privados y sobre todo que se realicen cursos de seguridad vial en los colegios de manera permanente.