La buena noticia
El 'chismorreo' quiere ser patrimonio de la humanidad
Las 'charlas al fresco' son una de las tradiciones populares más practicadas en los pueblos, especialmente por las personas mayores.
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Desde 2021, un municipio en la sierra gaditana de solo 1.400 habitantes, Algar, está tratando de impulsar que las ‘charlas al fresco’ sean declaradas como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Al caer la tarde, los vecinos de este municipio, y de otros muchos lugares del resto de España, sacan las sillas a las puertas de sus casas cuando va cayendo el sol, para hablar con otros vecinos y ‘tomar el fresco’.
Una práctica habitual en los meses de verano y que, con la llegada de las nuevas tecnologías parece ir perdiéndose entre los más jóvenes. Por eso, este municipio gaditano quiere conservarla y que nunca se pierda esta tradición tan arraigada, impulsando que se declare como Patrimonio de la Humanidad. Para ello, el alcalde del municipio, José Carlos Sánchez, pide colaboración a otros pueblos de la provincia de Cádiz y que entre todos consigan su petición.
Las personas mayores son los que más practican esta costumbre del ‘chismorreo’, como le llaman en Algar, que simplemente consiste en “sentarse al fresco a charlar con los vecinos, saludar al que pase y hablar de uno y de otro”, una tradición que se celebra cada noche del verano donde a veces incluso “sacamos un paquetillo de pipas o patatas”.
Durante este verano, el Ayuntamiento de Algar a través de sus redes sociales ha hecho un llamamiento a los vecinos del municipio que a las 20:30 horas de la tarde “salgan a la calle a charlar al fresco”.
La Calle Real de Algar, nos cuentan sus vecinos, que a partir de las 20 horas de la tarde se puede ver repleta de sillas con gente ‘tomando el fresco’. Con orgullo dicen ser uno de los pueblos donde más se conserva la tradición de salir a la calle a reunirse y, por ello, su deseo de que las nuevas generaciones continúen con esta práctica, pese a que las nuevas tecnologías están impidiendo que los jóvenes se relacionen en la calle.
En este pequeño pueblo al sur de Andalucía no le hace falta mucho más para pasar una buena tarde de verano, solo una buena compañía y sacar las sillas a las puertas de las casas para “chismorrear”.
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